diciembre 10, 2025
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El acalabrutinib de primera línea puede cambiar el estándar de atención para los tumores del sistema linfático. La terapia dirigida, un inhibidor de Btk de segunda generación, ha demostrado resultados importantes, particularmente en la leucemia linfocítica crónica y en el linfoma de células del manto, en tres estudios presentados en el Congreso de la Sociedad Americana de Hematología (ASH), en curso en Orlando (Florida) hasta hoy, 9 de diciembre. El estudio “Amplify” – informa una nota – mostró que 9 de cada 10 pacientes con leucemia linfocítica crónica fueron tratados en primera línea con acalabrutinib en combinación con venetoclax, un nuevo régimen totalmente oral de duración fija, ya no reciben tratamiento después de 3 años. En el estudio “Echo”, acalabrutinib en combinación con quimioinmunoterapia (bendamustina y rituximab), en el tratamiento de primera línea de pacientes con linfoma de células del manto, demostró una reducción del 24% en el riesgo de inicio de tratamiento de tercera línea o de muerte y la probabilidad de progresión temprana de la enfermedad se redujo en un 40%. Y es que, en el estudio TrAVeRse, se abren importantes perspectivas en primera línea para el tratamiento del linfoma de células del manto sin quimioterapia. Con el triplete compuesto por acalabrutinib más venetoclax y rituximab, la tasa de respuesta general alcanzó el 95%.

La leucemia linfocítica crónica es la forma más común de leucemia en adultos. En Italia, se estima que hay alrededor de 2.750 casos nuevos cada año. “Es un tumor hematológico caracterizado por la acumulación anormal de un tipo particular de glóbulos blancos, los linfocitos B, en la sangre periférica, en la médula ósea y en los órganos linfáticos, los ganglios linfáticos y el bazo – explica Antonio Cuneo, director de la Unidad Operativa de Hematología del Hospital Universitario de Ferrara- y Bcl-2, utilizado junto o en combinación con un tercer fármaco, un potente anticuerpo monoclonal. Por lo tanto, hoy en día, la leucemia linfocítica crónica es cada vez más tratable, incluso si A menudo tiende a reaparecer después de un cierto tiempo.

El estudio “Amplify” – detalla la nota – comparó 3 regímenes terapéuticos de primera línea, todos de duración fija: el doblete acalabrutinib más venetoclax, el triplete acalabrutinib más venetoclax y obinutuzumab, ambos con una duración de tratamiento de 14 ciclos, y la mejor quimioinmunoterapia de 6 meses. 2En el estudio Amplify – continúa Cuneo – el 88,5% de los pacientes tratados con acalabrutinib, un inhibidor de Btk de nueva generación, más venetoclax, que es un inhibidor de Bcl-2, estaban libres de tratamiento a los 3 años. Hasta hace poco se utilizaban terapias continuas, es decir, tomadas mientras funcionaban o el paciente las toleraba. Los datos actualizados del estudio Amplify demuestran que con acalabrutinib más venetoclax, que actúan de forma sinérgica, 9 de cada 10 pacientes no necesitan tratamiento después de tres años. Esto significa que el tumor ya no está funcionalmente presente, ya que estos pacientes ya no muestran signos de enfermedad. Otro aspecto central es el alto nivel de tolerabilidad del régimen de tratamiento con acalabrutinib más venetoclax, superior a otras opciones de tratamiento disponibles. Incluso durante los aproximadamente 14 ciclos de terapia, los efectos secundarios, por ejemplo de naturaleza cardiológica, fueron pocos, leves y fáciles de controlar. Dato a destacar, sobre todo teniendo en cuenta que alrededor del 25% de los pacientes implicados en el estudio Amplify tenían más de 65 años.

El año pasado, también en el Congreso de Ash, se presentaron los resultados de supervivencia libre de progresión a los 36 meses, equivalentes al 76,5% para acalabrutinib más venetoclax, al 83,1% con la adición de obinutuzumab, frente al 66,5% para quimioinmunoterapia.

“El estudio Amplify – subraya Cuneo – demostró que con la combinación de acalabrutinib más venetoclax es posible obtener un control de la enfermedad mucho más prolongado que la mejor inmunoquimioterapia. Las combinaciones orales de duración fija también son muy importantes desde el punto de vista psicológico, porque el paciente, incluso si vive con una enfermedad crónica, es consciente del final del tratamiento – subraya Cuneo -. Además, la pauta de acalabrutinib más venetoclax es enteramente oral, con otros beneficios para la calidad de los pacientes de vida, lo que puede reducir las visitas al hospital, al tomar el tratamiento en casa que la quimioterapia-inmunoterapia.

“Vale la pena destacar también los resultados obtenidos con el triplete acalabrutinib más venetoclax y obinutuzumab, un anticuerpo monoclonal anti-CD20 – continúa Cuneo -. Hay perspectivas para el uso de esta opción terapéutica, especialmente en pacientes más jóvenes, con enfermedad de alto riesgo, en los que se han logrado remisiones profundas. Quedan 10.000”. En el Congreso de Ash también se presentaron los resultados actualizados del estudio “Echo” sobre acalabrutinib en combinación con quimioinmunoterapia (bendamustina y rituximab) en el tratamiento de primera línea de pacientes mayores de 65 años con linfoma de células del manto. Este tumor representa el 6% de los linfomas no Hodgkin y se estiman alrededor de 800 nuevos casos cada año en Italia.

“El linfoma de células del manto es un tipo de linfoma linfocítico B no Hodgkin, que afecta principalmente a personas mayores – explica Enrico Derenzini, director de la División de Oncohematología del Instituto Europeo de Oncología de Milán y profesor asociado de hematología de la Universidad de Milán -. Este tumor sanguíneo puede provocar un aumento del volumen de los ganglios linfáticos y afectar a los órganos a nivel gastrointestinal y, en particular, a la médula ósea, a veces con la aparición de un síndrome leucémico.

En el congreso de Ash – informa la nota – se presentan datos actualizados del estudio, con un seguimiento de 50 meses. “La combinación de acalabrutinib con quimioinmunoterapia basada en bendamustina y rituximab, el estándar actual de atención en pacientes con linfoma de células del manto no tratado previamente, determinó beneficios en términos de tiempo hasta la progresión, tasa de respuesta y tendencia de supervivencia global – continúa Derenzini -. Este progreso se logró a pesar de que el estudio preveía la posibilidad de un ‘crossover’, ya que los pacientes que tenían progresión de la enfermedad en el brazo con terapia estándar pudieron hacer la transición al tratamiento con acalabrutinib. El 70% de los pacientes en el grupo de control recibieron acalabrutinib tras la progresión o recaída después del tratamiento de primera línea.

“El estudio – explica Derenzini – demostró que, en pacientes tratados con la combinación basada en acalabrutinib que ya estaba en primera línea, el riesgo de iniciar un tratamiento de tercera línea se redujo en un 24%. A los 50 meses de seguimiento, la ventaja de supervivencia libre de progresión ya observada en el análisis inicial del estudio mejoró aún más, con una mediana de 72,5 meses para acalabrutinib más quimioinmunoterapia, en comparación con 47,8 meses para el estándar actual. El perfil de seguridad de la combinación también se mantuvo. Además, el estudio Echo analizó POD24, es decir, la progresión de la enfermedad dentro de los 24 meses posteriores al inicio del tratamiento, lo que se considera un factor de pronóstico negativo, con la combinación de acalabrutinib y quimioinmunoterapia, la probabilidad de progresión temprana se redujo en un 40%.

En el Congreso Ash también se presentaron los resultados preliminares de TrAVeRse, un estudio multicéntrico de fase 2 en el que participaron 108 pacientes. “Este ensayo muestra las perspectivas de futuro del tratamiento de primera línea del linfoma del manto, que puede estar libre de quimioterapia – afirma Derenzini -. El criterio de valoración principal fue la tasa de remisión completa negativa de Mrd, que indica la ausencia de enfermedad desde el punto de vista radiológico y molecular, al final de la inducción que consta de 13 ciclos de tratamiento. Gracias a la terapia triple, con acalabrutinib, venetoclax y rituximab, se logró una tasa de respuesta global del 95%, con más de la mitad de los pacientes en tratamiento completo “Muchos pacientes aún se encuentran en las primeras etapas del tratamiento, por lo que esperamos que la tasa de remisión completa aumente en análisis posteriores. Es de destacar que los 12 pacientes que han completado la terapia de inducción hasta ahora han logrado una remisión completa negativa”.

Un papel cada vez más decisivo en el tratamiento de patologías hematológicas está reservado a los anticuerpos monoclonales biespecíficos, capaces de atacar las células tumorales con extrema precisión. En particular – concluye la nota – el surovatamig es un anticuerpo biespecífico anti-CD3 y anti-CD19, en desarrollo en linfomas agresivos e indolentes. En dos estudios de fase 1 presentados en el Congreso Ash, se demostraron altas tasas de respuestas completas en pacientes con linfoma difuso de células B grandes y linfoma folicular en recaída o refractario que fueron tratados previamente en gran medida, incluso con terapia con células Car-T y anticuerpos biespecíficos.

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