diciembre 10, 2025
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En los quince meses que precedieron a su primera elección como Presidente de la República, en mayo de 2017, Emmanuel Macron visitó Londres cuatro veces. Objetivo: convencer a los franceses de la City para que contribuyan a la financiación de su campaña. Misión exitosa: mil de ellos se metieron las manos en los bolsillos por una suma superior a 1 millón de euros (entre marzo de 2016 y diciembre de 2017), según una encuesta de Radio Francia de 2019, incluidas las donaciones llegadas en los siete meses siguientes a las elecciones.

En total, en este período, Emmanuel Macron recaudó 16 millones de euros, gran parte de los cuales procedieron de grandes donaciones: el 48% de las cantidades recaudadas procedieron de sólo 1.212 donaciones. Esta dependencia de las donaciones privadas “Jugó un papel desproporcionado en la construcción del macronismo”acusa Thomas Piketty, codirector del World Inequality Lab (WIL), un instituto ubicado en la Escuela de Economía de París.

En su informe sobre el estado de la desigualdad global, hecho público el miércoles 10 de diciembre y al que el mundo consultado, el WIL dedica un largo capítulo a la influencia de las brechas de riqueza en la política. Empezando por lo obvio: los más ricos son los primeros donantes. En Francia, como en Corea del Sur, más de la mitad de las donaciones provienen del 10% más rico.

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