diciembre 9, 2025
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La propuesta para modificar las políticas migratorias y el sistema de asilo aprobada el lunes por el Consejo de la Unión Europea -órgano que reúne a los ministros de los 27 países miembros según los temas tratados: en este caso los del Interior- es una de las más restrictivas de los últimos años. Reduce los derechos de los migrantes y solicitantes de asilo y amplía los poderes de expulsión y repatriación de los gobiernos. Por eso fue duramente criticado por ONG y organizaciones de derechos humanos.

La propuesta deberá ser discutida y aprobada por el Parlamento Europeo, que aún puede modificarla, pero se espera que enfrente pocos obstáculos y entre en vigor en junio de 2026. Entre otras cosas, podría permitir al gobierno italiano activar plenamente los centros de inmigrantes que ha construido en Albania, medio vacíos y en crisis desde su apertura.

La reforma propuesta por el Consejo se compone de tres documentos que modifican la normativa europea en materia de inmigración.

Migrantes haciendo cola en un centro de recepción en Alemania, octubre de 2023 (Sean Gallup/Getty Images)

Una de las principales innovaciones se refiere a la formalización de la creación de centros de repatriación (llamados “hubs de retorno”) en países fuera de la Unión Europea, a los que puedan ser trasladados los inmigrantes cuya solicitud de asilo ya haya sido rechazada por un país de la UE.

Estos centros pueden construirse en terceros países que cumplan con ciertos requisitos mínimos en términos de respeto a los derechos humanos, y pueden ser centros de tránsito (donde se detiene al migrante antes de ser enviado a su país de origen) o de destino final (si el país receptor acepta recibir al migrante). Esto es más o menos lo que Italia planea hacer en el centro de inmigrantes de Gjader, en Albania, que el gobierno quisiera utilizar como CPR (centro de detención de repatriación) pero que está medio vacío debido a complicaciones legales.

La propuesta del Consejo habla también de la creación de otro tipo de centros, nuevamente construidos en terceros países considerados “seguros”, donde los inmigrantes podrían ser detenidos mientras se examinan sus solicitudes de asilo. Esta era la intención inicial del gobierno de Giorgia Meloni con los centros en Albania (además del de Gjader, también hay un hotspot en Shengjin), pero fue abandonada por falta de condiciones legales (los tribunales italianos se niegan desde hace tiempo a validar la detención de inmigrantes, considerándola contraria a las normas europeas).

– Lea también: ¿Qué pasa con los centros de inmigrantes en Albania?

El Consejo también aprobó una nueva lista de “países de origen seguros” entre aquellos de donde proceden los inmigrantes que buscan asilo en la Unión (por lo que son algo diferentes de los “terceros países seguros”). Los “países de origen seguros” incluidos en la lista son: Bangladesh, Colombia, Egipto, India, Kosovo, Marruecos y Túnez. A esto se suman los países candidatos a la entrada en la Unión Europea, como Turquía, Albania y Georgia. Las solicitudes de asilo de inmigrantes de estos países pueden examinarse mediante un procedimiento “acelerado” (y generalmente sumario), que también puede realizarse fuera del país.

De hecho, el Consejo está trabajando para eliminar muchos de los obstáculos legales que impidieron al gobierno italiano utilizar los centros en Albania como le gustaría y está allanando el camino para que otros países hagan lo mismo. Entre otras cosas, los Países Bajos ya han firmado un acuerdo con Uganda para enviar inmigrantes en espera de deportación. El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, calificó la propuesta como “un punto de inflexión que Italia viene pidiendo desde hace algún tiempo”. Sin embargo, no es seguro que las medidas previstas por el Consejo sean suficientes: en particular, la cuestión de los “países de origen seguros” es muy debatida y también ha sido discutida por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.

El centro Gjader en Albania, octubre de 2024

El centro Gjader en Albania, octubre de 2024 (Antonio Sempere / Europa Press)

La propuesta también prevé medidas más estrictas para las personas que se encuentran irregularmente en territorio europeo, porque su solicitud de asilo ha sido rechazada o su permiso ha expirado. Pueden estar sujetos a registros más severos, a la obligación de proporcionar sus datos biométricos y a otras medidas, incluida la prisión. El Consejo también quiere eliminar el derecho automático a permanecer en Europa para las personas que recurran contra el rechazo de su solicitud de asilo.

También se prevé la creación de un “mecanismo de solidaridad”, a través del cual los países que no quieran aceptar inmigrantes podrán hacer contribuciones financieras a los más afectados por los flujos migratorios, como Italia, España, Grecia y Chipre. Para 2026, estas aportaciones financieras deberían ascender a 420 millones de euros.

La propuesta para reformar el sistema migratorio fue apoyada, entre otros, por el gobierno danés, que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Aunque es de centro izquierda, el gobierno danés promueve una política muy dura en materia de inmigración, apreciada por la derecha. En general, muchos gobiernos europeos están endureciendo sus políticas de inmigración, en respuesta al ascenso de la extrema derecha que ha hecho de esta cuestión uno de sus puntos fuertes.

La ONG Amnistía Internacional, entre otras, criticó la propuesta del Consejo, argumentando que su enfoque “imita los arrestos, detenciones y deportaciones masivas crueles, deshumanizantes e ilegales en los Estados Unidos”.

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