Las réplicas del terremoto de magnitud 7,5 en el norte de Japón continuaron el martes 9 de diciembre. Preocupadas, las autoridades lanzaron por primera vez una alerta sobre los riesgos que plantean estos nuevos temblores, intentando hacer un balance del terremoto que sacudió la región la noche del 8 de diciembre (a las 15.15 hora de París). “Treinta heridos”anunció el primer ministro Sanae Takaichi, pidiendo vigilancia. “Cada uno es responsable de su propia seguridad”subrayó. Los daños materiales fueron cuantiosos, pero la costa se salvó de un fuerte tsunami.
Poco después de que el terremoto se produjera a 50 kilómetros bajo tierra, frente a la costa del departamento de Aomori, se emitió una advertencia de ola de 3 metros. La amenaza pesaba sobre las costas de los departamentos de Iwate y Aomori, y sobre el sur de la gran isla de Hokkaido. Se pidió a los residentes de las zonas costeras que evacuaran inmediatamente.
Las olas no superaron los 70 centímetros, lo que no quiere decir que estén exentas de peligro. Una ola de unos pocos centímetros puede arrastrar fácilmente a la gente. La alerta de tsunami se levantó tres horas después de su emisión, pero aún se recomendaba estar alerta en la mañana del día 9.
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