La Unión Europea formaliza su replanteamiento sobre el deber de supervisión ambiental de las grandes empresas. Después de sólo un año y medio de existencia, el texto no sólo se pospone, sino que en gran medida se diluye. Los Estados miembros tendrán hasta el 26 de julio de 2028 para transponer la directiva, pero las empresas no tendrán que cumplirla antes de julio de 2029. Este plazo adicional de un año es el signo más visible de un nuevo enfoque. “pro-negocios” de Bruselas.
Este cambio se explica directamente por un contexto de mayor competencia económica. Los aranceles aduaneros en Estados Unidos y la presión de China están sacudiendo la agenda europea, lo que lleva a los tomadores de decisiones a favorecer “simplificación” formalidades para las empresas, incluso a costa de sacrificar la ambición inicial del texto.
Las empresas objetivo son cada vez más raras
La revisión de la ley se llevó a cabo retomando las grandes líneas de una votación parlamentaria en la que la derecha y la extrema derecha se unieron para recortar una parte sustancial del texto a mediados de noviembre. El impacto más estructurante reside en elevar el umbral de solicitud.
Inicialmente diseñado para obligar a las grandes empresas a prevenir y remediar violaciones de derechos humanos (trabajo infantil, trabajo forzoso, seguridad) y daños ambientales en sus proveedores globales, el texto ahora solo cubrirá instalaciones muy grandes. El nuevo umbral se fija en más de 5.000 empleados y una facturación anual de más de 1.500 millones de euros. Este cambio reduce significativamente el alcance de la legislación.
Abandono de los planes europeos de responsabilidad civil y clima
Más allá de los aplazamientos y los umbrales, la eliminación de dos mecanismos clave debilita el alcance de la ley. Los Estados y los eurodiputados simplemente han retirado el régimen europeo de responsabilidad civil. Sin embargo, este mecanismo fue crucial. El objetivo era armonizar las obligaciones de las empresas, así como sus responsabilidades ante los tribunales en caso de violaciones. La ausencia de este régimen deja ahora la gestión de la responsabilidad a la legislación de cada país, un paso atrás en términos de armonización.
Otra retirada simbólica: el abandono del requisito de que las empresas presenten planes de transición climática. Este requisito, que tenía como objetivo involucrar a las multinacionales en la descarbonización, está excluido del compromiso.
Incluso las pymes escapan a la ley
Paralelamente a la revisión de la obligación de supervisión, los Veintisiete y el Parlamento también han simplificado la legislación en la materia “informe sostenible” que las empresas debían ofrecer. También en este caso los criterios de solicitud se revisan al alza, excluyendo efectivamente a la mayoría de los jugadores.
Las PYME están ahora excluidas de esta obligación de informar. El texto sólo afectará a empresas con más de 1.000 empleados y una facturación de 450 millones de euros. Dinamarca, que ostenta la presidencia rotatoria de la UE, acogió con satisfacción estas medidas, insistiendo en la reducción “formalidad” administrativo para empresas.
La ira de los ambientalistas
Este doble movimiento de simplificación y aplazamiento provoca la furia de los defensores del medio ambiente. La eurodiputada alemana de los Verdes Anna Cavazzini se quejó de esto “Anoche, los conservadores del Parlamento Europeo y de los Estados miembros de la UE pusieron el último clavo en el ataúd de la ley” sobre el deber de supervisión.
El compromiso final deberá someterse a la votación final del Parlamento y de los Estados, lo que debería ser una simple formalidad.