El punto de inflexión europeo en materia de inmigración ilegal, en el Consejo de Ministros del Interior de la UE, es una victoria italiana: lista de países de origen seguros, luz verde al modelo albanés y eje con Alemania y Francia sobre el efecto imán de las ONG marítimas. Un Waterloo para los talibanes acogedores, partidarios de las puertas abiertas, empezando por los jueces pro-inmigrantes.
“Los Estados miembros podrán por fin aplicar procedimientos acelerados en las fronteras (como prevé el protocolo Italia-Albania) – afirmó el Ministro del Interior, Matteo Piantedosi – y a esto se añade la importante noticia de que los recursos judiciales ya no tendrán un efecto suspensivo automático sobre la decisión de repatriación”. Al margen del Consejo de la UE en Bruselas, que dio luz verde a la línea defendida por el Gobierno Meloni, el jefe del Ministerio del Interior subrayó la importancia de “la definición de una lista europea de terceros países seguros, que incluya, además de los países candidatos a la adhesión (como Albania, ndr.), países como Egipto, Túnez y Bangladesh, conforme a las medidas ya adoptadas por Italia”.
En la práctica, se espera que los muy criticados centros Shengjin y Gjader en Albania comiencen a funcionar después de que se cierre el sistema de justicia pro-migrantes. En primer lugar “como lugares de detención para el ejercicio de procedimientos fronterizos acelerados”. En un plazo de 28 días se deberá decidir si el migrante tiene derecho a protección o si será repatriado a su país de origen. Para Piantedosi, “Albania es candidata a convertirse en el primer ejemplo de centro de retorno, un ejemplo para Europa”.
El punto de inflexión, provocado por Italia, fue posible gracias a la presidencia rotatoria de la UE de Dinamarca, país gobernado por los socialdemócratas, de la primera ministra Mette Frederiksen, que tiene una línea muy dura contra la inmigración ilegal. “Ahora tenemos el marco jurídico para que los Estados miembros creen centros de acogida y otras soluciones similares con terceros países – afirmó el ministro danés de Inmigración, Rasmus Stoklund -. Es extremadamente importante abordar los fallos fundamentales del actual sistema de asilo, sus disfunciones, el hecho de que estamos ayudando a las personas equivocadas y no a quienes realmente lo necesitan”. Eso no es todo: Francia, Alemania e Italia “compartieron un nuevo enfoque hacia las ONG (marítimas), que coincidimos en que a menudo son un factor de atracción para los flujos migratorios irregulares”, reveló Piantedosi. Ciertos jueces, la izquierda y las ONG han perdido un año de tiempo con interpretaciones ideológicas, presentadas como una cuestión de derecho, sobre los países seguros. En 2025, hasta el 5 de diciembre, 63.783 inmigrantes habían desembarcado en Italia. Ni siquiera 200 más que el año anterior. La primera nacionalidad es Bangladesh con 19.479 llegadas, seguida de egipcios, tunecinos, marroquíes y otros países, que no fueron considerados completamente seguros por los jueces, pero sí fueron aprobados ayer por el Consejo Europeo. En la práctica, más de la mitad de los inmigrantes (38.606) podrían haber sido trasladados a Albania para decidir si tienen o no derecho de asilo. La capacidad mensual prevista es de 3 mil personas por mes, con una rotación muy alta, hasta un máximo de 36 mil por año.
El camino para obtener luz verde definitiva para el modelo albanés sigue siendo arduo, empezando por la aprobación en el Parlamento Europeo en Estrasburgo de la primera etapa decidida ayer por el Consejo en Bruselas.
La transición forma parte del nuevo Pacto para la Migración y el Asilo, ya aprobado, pero que entrará definitivamente en vigor el 12 de junio de 2026. En los próximos meses, los acogedores talibanes harán todo lo posible para frenar el cambio por vías legales.