“Detener todos los permisos para los musulmanes hasta que firmen un acuerdo con Italia y se comprometan a respetar nuestras leyes y tradiciones”. El líder de la Liga y viceprimer ministro Matteo Salvini reacciona a lo informado estos últimos días por el periódico Giornale sobre la “estrategia islamista” que han surgido de algunas figuras clave del movimiento musulmán, que puede contar con varios representantes en los consejos municipales de los demócratas y de la izquierda. La respuesta de Salvini también fue provocada por el podcast de un activista de Jóvenes Musulmanes de Italia, que hablaba sobre el aumento de la población musulmana para 2050 y el objetivo de un partido político islámico competitivo. Ibrahim Youssef en el podcast Strong Beliver habla sobre la elección de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York. Con esta comparación: “Pensemos en el caso de Italia: hoy tenemos partidos de derecha que, hace casi un siglo, eran los que exterminaban a los judíos y que, por el contrario, promueven el Estado de Israel. Han realizado un cambio radical y enorme”. Y luego se hizo también un cálculo, basado en estimaciones del Pew Research Center de Estados Unidos, según el cual si en 2022 los musulmanes representaban el 4,6% de la población italiana, las proyecciones indican el 9,6% en 2050. Comentarios que indignaron al secretario de la Liga Norte, que propuso suspender los permisos para los musulmanes a la espera de algún tipo de acuerdo para respetar las “tradiciones” y los valores de la democracia occidental. Queda por ver qué tan factible es la propuesta.
El divulgador Youssef también relanzó “Muro27 – Musulmanes para Roma 2027”, el movimiento musulmán que pretende “aportar su contribución” a las próximas elecciones municipales en la capital. “No somos un partido – declaró Francesco Tieri, un ingeniero italiano convertido al Islam -. Lo que queremos es intentar introducir cuestiones en el debate político, antes de que se polarice excesivamente. Y nos gustaría que Roma aplicara finalmente la parte de su Estatuto que prevé la elección de nuevos consejeros”. Es decir los extranjeros residentes que pueden formar parte de la asamblea del Capitolio.
“Espero que en 2050 – añade Youssef – haya personas mucho mejores. Debemos asegurarnos de que cuando un musulmán entre en política, lo apoyemos”.
Algunos señalan que en los próximos 25 años, Italia podría parecerse cada vez más a Francia y, ciertamente, no ser un ejemplo de integración con sus guetos y suburbios. En los últimos meses, un impactante informe de los servicios secretos sobre las actividades de los Hermanos Musulmanes ha suscitado polémica en París. El expediente denuncia una intensa actividad proselitista encaminada a imponer progresivamente la sharia en determinadas zonas de influencia. El presidente Macron convocó un Consejo de Defensa, pidió la ampliación de la congelación de activos financieros a cualquier asociación sospechosa de infiltración islamista y más poderes para los prefectos para revocar las subvenciones. Según los servicios de inteligencia, los Hermanos Musulmanes llevan a cabo una acción lenta, encubierta y “de abajo hacia arriba”, capaz de infiltrarse en la sociedad a través de un lenguaje aparentemente inocuo.
El informe también apunta a la Federación de Musulmanes de Francia, definida como “el brazo” del movimiento en el territorio nacional. La organización respondió calificando las acusaciones de “infundadas”. Algunos temen que todo esto suceda también en Italia, dentro de poco menos de 25 años, en 2050.