diciembre 10, 2025
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En el Kremlin, entusiasmados por los últimos arrebatos antieuropeos de Trump, observamos con satisfacción que “ahora es Europa la que está aislada” y que ahora hay abiertas amenazas de intimidación: “La UE debería escuchar a Trump si quiere salvarse”. El desacuerdo de Trump también influyó fuertemente en la reunión de Zelensky ayer en Londres con los líderes de los tres principales países del grupo “voluntario”. Sobre los hombros de Starmer, Macron y Merz recae la carga muy concreta y urgente de asumir el papel de defensores decisivos de Ucrania. Pero no renunciamos a intentar mantener a Trump de nuestro lado, aunque parezca cada vez menos realista. De hecho, está claro que el ya considerable apoyo europeo a Kiev tendrá que incrementarse para compensar en la medida de lo posible el riesgo inminente de fracaso del apoyo estadounidense. Pero el mensaje principal procedente de Londres fue una admisión embarazosa del francés Macron: “El principal problema es la convergencia con Estados Unidos”.

Si bien parece claro, a pesar de las cautelosas declaraciones de los europeos, que Europa y Estados Unidos ya no comparten una visión del mundo, Starmer, Macron y Merz aseguran un apoyo invariable y convencido a Zelensky, quien subraya: “Debemos tomar decisiones importantes, Estados Unidos sigue siendo crucial”. Una vaguedad que se justifica en parte por la confidencialidad, pero que hace temer que aún falte una estrategia común viable.

El obstáculo siguen siendo los 140.000 millones de activos rusos congelados en Europa que se utilizarán para pagar la factura de la resistencia ucraniana. A última hora de la noche, Zelensky se reunió con el número uno de la OTAN, Rutte, en Bruselas. Hoy volará a Roma para hablar con Giorgia Meloni. Y mientras tanto, la agresión rusa continúa.

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