elLa histórica sede de la BBC, a tiro de piedra de Oxford Circus, parece un viejo transatlántico encallado que podría haber inspirado a Monty Python. Pero como atestiguan las dimisiones anunciadas el domingo por la tarde del director general del servicio público británico, Tim Davie, y de la directora de información, Deborah Turness, el pomposo edificio recuerda más a los muebles de cartón estilo Mogador que al símbolo de una institución reconocida, tanto en el extranjero como en el Reino Unido, por su información mesurada, equilibrada y prudente. En el anticuado local, donde desde la fundación de “Tía” no se ha renovado nada más que la pintura, se esconde un barco de borrachos.
Fue necesaria toda la determinación del periódico conservador Telégrafo diario denunciar la flagrante violación a la ética periodística…