diciembre 8, 2025
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El paralelo entre Jane Austen y Bridgerton “es inapropiado y reduccionista”, afirma Adalgisa Marrocco, autora de un reciente ensayo que se inscribe en el debate actual vinculado al éxito mundial de la serie de televisión de Netflix y a la creciente tendencia – alimentada por las redes sociales y el imaginario colectivo contemporáneo – de situar la obra de la autora británica cuyos 250 años desde su nacimiento junto a las novelas de Julia Quinn, de las que cobra vida la serie de Netflix.
Marrocco, periodista cultural del HuffPost y especialista en literatura inglesa, interviene sobre todo para explicar la distancia entre Austen y Quinn en un momento en el que la época y el estilo de la Regencia vuelven a ser el centro de atención. La Regencia de Quinn, observa el autor, es un dispositivo estético simplificado, calibrado a la lógica del entretenimiento contemporáneo; Sin embargo, el de Austen es un mundo político apasionante y complejo, en el que la sociedad toma forma a través del hogar, la danza, el diálogo, las relaciones de clase y la dinámica del amor.
Con una pluma afilada y una mirada muy sutil, Marrocco muestra cómo Austen entrelaza sentimientos y crecimiento moral, mientras Quinn construye tramas rápidas e inmediatas, basadas en las convenciones del romance histórico, dominadas por la tensión erótica y los finales felices codificados. Not Bridgerton, de Jane Austen, encaja en el discurso contemporáneo más amplio sobre la representación del consentimiento, las desigualdades de género y las dinámicas de poder. Marrocco destaca cómo en las novelas de la saga Bridgerton surgen pasajes que plantean interrogantes hoy en día: desde el comportamiento de Anthony con Kate hasta las amenazas de Benedict hacia Sophie, pasando por la escena en la que Daphne se aprovecha del descuido de su marido Simon.
Austen, aunque escribió dos siglos antes en un contexto estrictamente patriarcal, sitúa el respeto, la autodeterminación y la responsabilidad ética en el centro. Es esta inversión lo que hace que el trabajo de Austen sea sorprendentemente contemporáneo y permite que el ensayo aborde los temas más apremiantes del presente, en un momento en que la reescritura del pasado se filtra a través del ojo del algoritmo y la velocidad de la serialidad global. El análisis del volumen también arroja luz sobre la diferente estabilidad en el tiempo de los dos universos narrativos: las novelas de Quinn, nacidas entre 2000 y 2006, ya muestran signos de obsolescencia y proponen modelos relacionales hoy considerados problemáticos; La obra de Austen, por el contrario, sigue interrogando a lectores y críticos, afirmándose como parte integral de la gran tradición de la novela europea moderna, capaz de combinar observación social y profundidad sentimental.

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