Mathieu Le Morzellec no promete ningún otro programa que el de hacer de Brest (Finisterre) un laboratorio de democracia directa. A sus 47 años, este líder del ocio para jóvenes con discapacidad ha decidido crear una lista para las elecciones municipales de 2026, compuesta por ciudadanos sorteados mediante un sorteo denominado “Democracia Directa de Brest”. “No intento ser elegido, si es necesario estaré al final de la lista”, confiesa en una entrevista a Ouest-France.
A mediados de diciembre seleccionará aleatoriamente entre 200 y 300 personas de las listas electorales. Luego irá “de puerta en puerta con personas elegidas al azar”, explica a Télégramme. “Sabemos muy bien que no obtendremos una gran puntuación, por lo que no resulta muy atractivo para quienes aceptan. Es sobre todo una forma de apoyar la iniciativa”, continúa. Según el periódico local, Mathieu Le Morzellec tendrá que reunir a 55 personas para confeccionar una lista completa.
Y su decisión de presentarse sin un programa no es un descuido. “Si damos a los ciudadanos el poder de decidir, no es para presentarnos ante ellos con un programa ya elaborado”, afirma a Télégramme.
El alcalde “sería un simple portalápices”
Si su lista logra convencer a los habitantes de Brest, el facilitador de ocio pretende primero crear una asamblea de ciudadanos en cada distrito: “Las propuestas resultantes serían examinadas por comisiones temporales y específicas. Luego, las decisiones serían votadas por 50 personas elegidas al azar. Para las decisiones importantes, se organizarán cuatro referendos al año”, explica Mathieu Le Morzellec a Ouest-France. Y añadió: «El alcalde sería un simple lapicero».
Un modelo que, según él, “está muy inspirado en Suiza. Partí de la observación de que la democracia representativa tal como la conocemos hoy no funciona, fomenta la corrupción”, explica, mientras que “la democracia directa da poder a los ciudadanos”.
En las elecciones municipales de 2020, Mathieu Le Morzellec logró confeccionar una lista completa, que obtuvo el 2,12% de los votos. Si esta vez no espera que su lista sea elegida, no se desespera y concluye en las columnas del Télégramme: “Cambiar el sistema es una lucha que llevará décadas”.