Un mecanismo bien engrasado que había durado años. Se trataba de un “sistema de clasificación de pacientes en diálisis con reglas precisas” gestionado por Roberto Palumbo, jefe del servicio de nefrología del hospital Sant’Eugenio de Roma, detenido y encarcelado estos últimos días mientras se embolsaba un soborno de tres mil euros del empresario Maurizio Terra.
Del auto del juez de instrucción de la capital, que puso al médico bajo arresto domiciliario, se detallan los detalles de la red creada por Palumbo con una serie de centros privados romanos que, a cambio de dinero y ventajas, “permitían crear rutas preferenciales” por las que “los pacientes que salían del hospital eran dirigidos a centros de diálisis ‘amigos'”. Para el juez, estamos ante “hechos graves” en una investigación en la que se persigue la corrupción y en la que figuran 12 personas inscritas en el registro. “Las interceptaciones telefónicas – se lee en el auto – permitieron comprender la existencia de una línea directa entre Sant’Eugenio y determinados centros de diálisis” y “cómo Palumbo todavía mantiene contactos frecuentes con estos mismos centros y sus representantes, llamando también a un responsable de la unidad operativa simple del hospital que ejerce una actividad de enlace”. La base de este mecanismo son los sobornos, las exigencias “apremiantes y exorbitantes” a las que el médico jefe ordena que puedan participar los empresarios. “Palumbo – declara, citado por el juez de instrucción, propietario de la estructura privada que abrió la investigación – me hizo entender que tendría que pagar la suma de 3.000 euros por paciente, haciéndome entender que esta era la práctica que él también utilizaba con otras estructuras”.
Los investigadores cifran el dinero recibido del empresario en 120.000 euros, a los que hay que añadir el alquiler de un apartamento no lejos de San Pietro, el alquiler de un Mercedes y un contrato de asesoramiento de 2.500 euros al mes para el socio del médico jefe. Además, Palumbo podría utilizar tres tarjetas de crédito para restaurantes, hoteles y establecimientos comerciales. Los pagos se realizaron mensualmente. El último se remonta al 4 de diciembre, cuando Terra entregó el dinero, en denominaciones de 50 y 100 euros, en un coche cerca de la sede de la región del Lacio. La disposición cita una serie de escuchas telefónicas entre Palumbo y el contratista. En un diálogo captado, según el juez, se evidencia el paso de dinero mensual. El médico jefe dice “es urgente a estas alturas, solo falta que alguien lo haga…” a lo que Terra responde “lo único es cambiar el sistema y se acaba la historia, sino es así todos los meses”. En el documento, el juez cita ciertos episodios, ocurridos desde abril pasado, durante los cuales el médico recibió dinero en efectivo. Según el juez de instrucción, el sospechoso realizó “un control del destino de los pacientes hacia los diferentes centros” que también tenía como objetivo “alcanzar el máximo autorizado hacia Dialeur, estructura en la que efectivamente posee el 60% de las acciones”.
Un modus operandi sobre el que los investigadores ya han recibido confesiones de los sospechosos. “Terra esencialmente admitió los hechos e incluso Palumbo, que durante el interrogatorio ante el fiscal se había mostrado más reticente, finalmente admitió su responsabilidad durante la audiencia de validación”. Su comportamiento “debe ser evaluado como más grave” porque la denuncia permite captar “una coherencia de comportamiento y, por tanto, una obstinación significativa de una personalidad propensa a cometer delitos como los que se le imputan”, escribe el juez de instrucción, explicando que el médico jefe “declaró que no estaba interesado en mantener el papel de director de la estructura, declaró que quería abandonar el sector público y, sin embargo, durante años mantuvo su posición de poder y continuó trabajando en la estructura pública”. Su defensor, el abogado Antonello Madeo, afirma que el médico “no aceptó tres mil euros en efectivo como soborno, sino porque se trataba de beneficios de la actividad de un empresario realizada en secreto con la empresa Dialeur”. Yo qué sé… encontramos algo que lo obligó a quedarse aquí…”, comentan las personas interceptadas.
Reproducción reservada © Copyright ANSA