Roma, 9 de diciembre (askanews) – Hay alrededor de 1.300 inmigrantes muertos o desaparecidos en el Mediterráneo el año pasado, una estimación conservadora, pero que sigue siendo parcial porque se detiene a finales de septiembre de 2025.
Este es uno de los trágicos datos que se desprende del informe “El derecho al asilo”, de la Fundación Migrantes, publicado el día después de la cumbre de Ministros del Interior de la UE en Bruselas para definir las nuevas normas de acogida y repatriación, y según el cual, para los refugiados y migrantes, el riesgo de perder la vida o de permanecer desaparecidos en la ruta del Mediterráneo central equivale hoy a 1 caso por cada 58 llegadas a las costas italianas o maltesas. Y el riesgo es aún mayor (y creciente respecto a 2024) en la ruta atlántica hacia Canarias: 1 caso por cada 33 personas que desembarcan en las islas.
Según el informe, el número de inmigrantes y refugiados expulsados por la guardia costera libia está aumentando: entre enero y septiembre, casi 20.000 personas fueron detenidas en el mar, frente a sólo 22.000 en todo el año 2024. En cuanto a Italia, se estima un aumento del número de refugiados y inmigrantes que llegan a nuestro país desde el Mediterráneo en el otoño de 2025: desembarcaron alrededor de 59.000 personas, o un 7% más que durante el mismo período. de 2024. Con predominio asiático. país de origen, Bangladesh (casi 18.000 llegadas sólo entre enero y octubre); seguido de Egipto, Eritrea, Pakistán, Sudán y Somalia.
Y ante una caída de las solicitudes de asilo en la UE, Italia alcanzó su récord histórico en 2024 (casi 159.000) con un número récord de denegaciones: 64% de denegaciones, frente a una media europea del 51%. A pesar de los obstáculos a su labor que denunciaron, también se destaca que de enero a julio de 2025, barcos pertenecientes a ONG humanitarias rescataron a más de 7.000 personas en el mar.
El informe aborda también el “modelo albanés” de gestión de los inmigrantes, definido como “al margen de la democracia”: acuerdos como el entre Italia y Albania – se lee en el expediente – “desplazan la gestión de la acogida fuera del territorio europeo y reducen la responsabilidad política y moral de la Unión Europea”.