¿Cómo podemos seguir instalando parques eólicos, esenciales para dejar de depender de los combustibles fósiles y luchar contra la crisis climática, minimizando al mismo tiempo sus consecuencias nocivas para la biodiversidad?
Un estudio realizado por investigadores del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), publicado el miércoles 10 de diciembre, proporciona algunas respuestas que podrían ayudar a resolver el “dilema verde-verde” (es decir, cuando los intereses de la biodiversidad chocan con los del clima). Muestra que el uso de señales rojas en los parques eólicos que solo se encienden cuando pasan aviones o helicópteros, en lugar de hacer funcionar la iluminación continuamente, podría reducir el impacto de los sistemas en las poblaciones de murciélagos.
Actualmente, los aerogeneradores terrestres están asociados a dos amenazas principales para estos mamíferos: el riesgo de colisión para especies como los nóctulos, que vuelan a la altura de las aspas, y los cambios en el uso del hábitat. “Dependiendo de la especie, el contexto, el clima, la época del año o incluso las características de los parques, los murciélagos evitan los aerogeneradores y se alejan de las zonas que antes frecuentaban, o por el contrario se sienten atraídos por estas instalaciones, lo que podría aumentar la probabilidad de colisiones”explica Fabien Verniest, investigador postdoctoral en el Centro de Ecología y Ciencias de la Conservación del MNHN y uno de los autores principales del estudio.
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