diciembre 12, 2025
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“Condiciones totalmente inaceptables”. No es la primera vez que Sergio Mattarella denuncia el estado en el que se encuentran muchas instituciones penitenciarias del país. El Presidente de la República lo volvió a hacer ayer durante su visita a Rebibbia. Un ejemplo virtuoso desde muchos puntos de vista, el de la prisión romana. Empezando por un aspecto muy cercano al jefe de Estado: las conexiones que ofrece a los presos con el mundo más allá de los muros y las alambradas. Oportunidades para trabajar y estudiar, tomar clases de teatro y practicar el arte. Y por tanto, en palabras de Mattarella, “garantizar las perspectivas, el futuro, la recuperación, el renacimiento”.

RENACIMIENTO

Y es precisamente este renacimiento lo que pretende simbolizar la instalación luminosa inaugurada ayer en la cárcel de mujeres en presencia del Jefe de Estado, “Benu” de Eugenio Tibaldi. Un fénix que encarna “no sólo la esperanza, sino la certeza del futuro”. Un deseo de empezar de nuevo, el de quienes han cometido delitos, “que aquí – observa Mattarella de improviso – se aborda a través de caminos culturales: el arte, el estudio, el teatro, el arte figurativo”. Y de hecho, después de saludar a los presos, el presidente escucha los testimonios del proyecto “Universidad en prisión” en colaboración con la Universidad Tor Vergata. Asiste a un espectáculo de teatro inspirado en las “Ciudades invisibles” de Calvino, con presos y expresos en escena. Y visita una pastelería nacida dentro de los muros de Rebibbia, y que ofrece trabajo a decenas de detenidos y ex detenidos (algunos le ofrecen probar pasteles, y él, que estrecha la mano de todos y se detiene a charlar, bromea: “El estado civil no me deja…”).

Actividades, las que se desarrollan aquí como en otros centros penitenciarios del país, que “garantizan que las instituciones penitenciarias no estén aisladas del mundo exterior. Sino que sean parte, como debe ser, del mundo exterior, del mundo de nuestra República”, advierte el presidente.

Al fin y al cabo, los datos son claros: más del 90% de los presos que siguen un camino de trabajo, estudio y reinserción en prisión no vuelven a delinquir una vez finalizado su periodo de reclusión. Por eso, subraya Mattarella, garantizar que las instituciones no sean islas “es una condición imprescindible”. También fue posible gracias al “papel decisivo en estos viajes” de la policía penitenciaria y de las asociaciones de voluntariado. Así como el “protagonismo dinámico de las distintas instituciones penitenciarias, que hay que poner en valor”. Un modelo virtuoso que hay que promover, pues – insiste Mattarella – “no podemos ignorar que esto no ocurre en todas partes, que hay instituciones que tienen un estado totalmente inaceptable, en las que no existen actividades similares”. Y en varias ocasiones en los últimos meses, el jefe de Estado ha señalado la superpoblación, “las decenas de suicidios” tras las rejas y las “condiciones angustiosas” de muchas instituciones.

Por eso debemos valorar lo positivo. Sobre todo porque la advertencia llega con motivo del cincuentenario del sistema penitenciario italiano, que marcó “un punto de inflexión en la vida de las instituciones penitenciarias, con el rechazo y la prohibición de tratamientos contrarios al sentido de humanidad”, “la reafirmación de la finalidad reeducativa de la pena” y “la misión de las instituciones de constituir espacios de socialización”. Por eso Mattarella también quiso estar presente en el evento Rebibbia organizado en colaboración con la Fundación Severino. A riesgo de insertarlo en el último momento en una agenda ya llena de compromisos (como la reunión en el Quirinal con el Presidente de la República de Mozambique y luego la designación de una sala en el Ministerio del Interior en homenaje a Alcide De Gasperi).

INSTITUCIONES Y DERECHOS
Además, antes de llegar a Rebibbia, el presidente habló con motivo del Día de los Derechos Humanos. “La República renueva su apoyo convencido a un orden internacional basado en el respeto de los derechos humanos”, los mismos valores “que inspiraron la Constitución europea”, subrayó. Y recordar su centralidad significa, para Mattarella, “evitar que la violencia prevalezca sobre las reglas”. Existe una “relación inseparable” entre derechos humanos y paz, recuerda el Jefe de Estado. “El respeto al primero es premisa esencial del segundo”. Y parece estar dirigido a quienes, como Donald Trump, no ocultan su desconfianza hacia las instituciones multilaterales como la ONU: “Debilitarlas es exponer a cada individuo, en particular a los más vulnerables, al riesgo de que la existencia acabe regulada por la evasión y el abuso de la fuerza”.

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

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