La Casa Blanca está considerando un cambio significativo en la política federal sobre el cannabis. Según información del Washington Post, Donald Trump se dispone a pedir a las administraciones competentes que revisen la clasificación de la sustancia, ahora clasificada entre las drogas más estrictamente reguladas a nivel federal. La idea sería pasarlo a una categoría llamada “Lista III”, que incluye algunos analgésicos comunes que contienen codeína o incluso tratamientos hormonales recetados.
El proyecto no equivaldría a una legalización federal, pero cambiaría radicalmente la forma en que la administración trata la planta y sus derivados. Tal reclasificación reduciría significativamente los obstáculos administrativos que enfrentan los investigadores y aliviaría la presión regulatoria sobre las empresas que operan legalmente en estados que han autorizado el cannabis medicinal o recreativo.
Con razones económicas nunca alejadas de Donald Trump, la industria del cannabis, convertida en un sector multimillonario, lo vería como una palanca para estabilizar sus finanzas y atraer más inversiones. También cuenta en su séquito con personas involucradas en el cultivo de cannabis, como Mark Savaya, fundador de Leaf and Bud, una empresa de cultivo de plantas de interior con sede en Detroit.
Ideológicamente, sin embargo, el desarrollo puede ser sorprendente, dada la guerra contra las drogas que la administración Trump afirma haber librado, principalmente la importación de fentanilo y cocaína.
El impulso vendría directamente del presidente, que ha planteado el tema varias veces en los últimos meses. Ya en agosto declaró que estudiaba un cambio de estatus para el cannabis. “Estamos estudiando el asunto”, dijo. Algunos están a favor, otros en contra. Algunas personas odian el concepto mismo de marihuana porque es perjudicial para niños y adultos. »
La llamada telefónica de Trump con Mike Johnson
En una llamada telefónica con el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, el miércoles, Trump abordó el tema nuevamente. Johnson habría expresado sus reservas y habría basado su oposición en estudios y datos considerados preocupantes. Donald Trump, rodeado de empresarios del sector y del Secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., dejó que sus interlocutores respondieran punto por punto a las objeciones del orador.
El jefe de Estado habría salido de este intercambio decidido a seguir adelante, aunque varias fuentes precisan que aún no se ha validado ninguna decisión final y que el presidente podría cambiar su enfoque. Un funcionario de la Casa Blanca también recordó que en este momento no se había llegado a ninguna conclusión formal.
Actualmente, el cannabis sigue estando en la lista de sustancias clasificadas al mismo nivel que la heroína o el LSD, drogas consideradas por la normativa federal como de alto potencial de abuso y sin uso médico reconocido. El paso a la Lista III constituiría, por tanto, una ruptura importante, alineando la planta con medicamentos utilizados en un contexto terapéutico pero que, según las autoridades sanitarias, podrían provocar adicción.
La cuestión va mucho más allá de las divisiones partidistas. Los funcionarios electos de ambos lados han estado pidiendo la reclasificación durante años, citando tanto el interés médico potencial como la evolución de las prácticas en el país. Veinticuatro estados permiten ahora el uso recreativo, mientras que la gran mayoría tiene un programa médico. La administración Biden también había tratado de avanzar en el tema, y una recomendación oficial para la reclasificación en 2023 seguía pendiente debido a revisiones administrativas de la DEA que no finalizaron antes del final del mandato.