“Soy sólo una chica que cocina”, escribe en la introducción de su nuevo libro, “Por amor” (subtítulo: “Recetas, magia y naturaleza en las cuatro estaciones”, ediciones Gribaudo, 256 páginas, 23,75 euros online). ¡Pero qué niña y qué cocina! Se trata de Alice Agnelli, un extraño tipo de escritora, foodie y emprendedora digital (en internet se hace llamar @agipsyinthekitchen) que no sólo les dice a sus fieles lectores cómo cocinar qué (cosa que ella hace y hace bien) sino que crea todo un mundo con características de cuento de hadas que no parte del principio de irrealidad sino que por el contrario se nutre del dolor, los cambios, las pérdidas que cada uno de nosotros experimenta en nuestra vida.
No es casualidad que Agnelli, en la introducción del volumen, se defina no sólo taxonómicamente como una chica que cocina, sino también como una persona “a la que le encanta observar con asombro el paso de las estaciones”. Que cree indisolublemente en el poder mágico de los pequeños placeres cotidianos que nos salvan de los grandes dolores que la vida nos depara.” Y después, también prepara un pequeño y sentido manual para ser mejores personas. “Debemos aprender a dejarnos llevar, dejar de culpar a los demás por nuestras tristezas y desgracias. Practica la gratitud. Sea generoso con pequeños actos de bondad diarios. Pero también da a los que son menos afortunados que nosotros”.
Todo es muy hermoso. ¿Pero no es un libro de cocina? ¿Y qué tiene que ver la cocina con una pequeña y consciente filosofía de vida? Aparte de que la cocina siempre tiene algo que ver, y siempre lo he dicho, pero Angelli tiene un proyecto muy claro. “Crear consuelo a través de mi cocina es fundamental para mí: pensar que con un plato de caldo caliente y pasatelli puedo consolar un corazón roto, o que uno de mis pasteles puede provocar alegría, es un honor increíble. Y con honor les presento mi cocina: vegetariana, cómoda, fácil. Y esta forma de ser mía se refleja en todos los aspectos de mi vida: en la forma en que acojo a mis seres queridos en mi casa, en la forma en que cuido mis plantas, en los libros que leo y en las mesas que pongo.”
“Per Amore” se organiza como un recetario para un año. Los capítulos están marcados por las estaciones, desde el otoño hasta el frío del verano, con algún contenido especial para las principales fiestas (Navidad, que el autor admite amar con locura, admitiendo también enfadarse con quienes no creen en ella, y Semana Santa). Y con sobresueldos a la espera de “cenas y fiestas temáticas”, que dice haber introducido en su vida tras la separación del padre de su hija Luce, cuando “tuve que aprender a buscar en la vida cotidiana líneas de vida que hicieran que mi corazón volviera a estar tranquilo y feliz. Y encontré esta felicidad los jueves por la noche, cuando con mi hija y mis perros abrimos nuestra casa a nuestros amigos más cercanos, organizando cada vez cenas especiales”.
Para cada época del año se indican no sólo recetas, sino también consejos de jardinería (de la huerta al balcón), productos que buscar a la hora de hacer las compras, rituales y magia (la niña es así, y esa es su belleza), consejos sobre cómo complacer gastronómicamente a los niños y cómo embellecer la mesa y, finalmente, una lista incompleta de libros para leer y música para escuchar (no se recomienda lo contrario) para cada estación. Cada uno puede inspirarse en él o buscar sus propios “consejos”. La felicidad no admite reglas.
Y luego, por supuesto, están las recetas. Que son vegetarianos (y en algunos casos veganos) pero en definitiva la cocina italiana, que acaba de convertirse en patrimonio inmaterial de la humanidad por decisión de la UNESCO, es naturalmente vegetal y se podrían construir decenas y decenas de menús con platos emblemáticos sin utilizar carne ni pescado (y sobre todo sin darnos cuenta). Y efectivamente, los platos propuestos por Agnelli son alegres y una promesa de sabor. Tomemos como ejemplo los linguini con miso y setas de otoño, “el plato típico que necesitas cuando tienes el corazón un poco “arrugado – escribe – pero también una receta elegante y perfecta para una cena especial”. Tomemos como ejemplo las albóndigas navideñas de la abuela Wanda, con patatas, huevos y Grana Padano rallado. Luego, para el invierno, tenemos el Sandwich con cebolla caramelizada, salvia crujiente, avellanas y Gouda. Y para la primavera (que llegará, ¡no os preocupéis!), el Risotto con champán y ortigas y el Pudding con crema de limón y croissants. llega la Semana Santa con las torrijas de Colomba y por fin el verano que nos reserva los espaguetis a la jardinera, un triunfo de verduras y hierbas aromáticas, y las bolitas de berenjena ahumada. Y cuéntanos que no tienes hambre.
El libro está ricamente ilustrado, con Agnelli más que digno de servir como modelo para su mundo, y una lectura agradable ya que la autora se involucra completamente en lo que hace y, como se mencionó anteriormente.
Al principio, sumerge lentamente al lector en un mundo lento y mágico de atención y escucha.
El prefacio es de Angela Frenda, directora de Cook, quien cuenta una buena historia de lo que aportó a su vida conocer a Alice.