La Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) de Estados Unidos es una ley que requiere que el presidente presente un documento al Congreso que identifique los intereses y amenazas más importantes y describa cómo proteger la seguridad nacional. Aunque no tiene fuerza de ley en sentido estricto, es el documento que define las prioridades a las que el Departamento de Guerra debe adaptar sus medios militares, el Departamento de Estado debe calibrar las relaciones con sus aliados y rivales, el Departamento de Comercio debe dirigir las políticas industriales y comerciales y las agencias de inteligencia deben centrar sus acciones de recopilación y análisis de información en las amenazas identificadas como prioritarias.
Las rupturas con el pasado de NSS 2025 son significativas. El documento presta atención predominante a América Latina, enfatizando la necesidad de fortalecer el control fronterizo, gestionar los flujos migratorios, luchar contra los cárteles de la droga y limitar las influencias extranjeras.
China es ahora un competidor económico y tecnológico. La nueva estrategia prioriza la gestión de la cadena de suministro, la reindustrialización y la competencia comercial, desviando la atención de los conflictos militares.
En Europa, Estados Unidos pretende reducir su papel de garante incondicional de la seguridad, instando a los países del continente a asumir responsabilidades cada vez mayores en el corto plazo. La relación transatlántica se describe cada vez más como basada en intereses concretos más que en valores compartidos, ahora vistos como divergentes.
NSS 2025 también propone un cese rápido de las hostilidades en Ucrania para apoyar las economías europeas y restablecer el equilibrio de las relaciones con Rusia, aunque con posibles efectos en la cohesión política del continente.
Incluso en el frente climático, la NSS 2025 marca una clara ruptura con las estrategias anteriores. Esta cuestión se anula esencialmente, rechazando cualquier compromiso relacionado previsto en acuerdos y tratados internacionales.
Es importante destacar que el documento luego reitera que Estados Unidos ya no es, ni aspira a ser, la potencia hegemónica global. NSS 2025 marca así un punto de inflexión hacia un intervencionismo selectivo y pragmático, destinado a mantener un equilibrio internacional que impida el surgimiento de nuevas hegemonías globales.
En general, NSS 2025 tiene como objetivo reducir las intervenciones militares directas en áreas que anteriormente eran de interés para Estados Unidos, como Medio Oriente y partes de África, al tiempo que potencialmente genera tensiones en regiones donde otras potencias buscan expandir su influencia.
El nuevo documento estratégico esboza así un orden mundial más pragmático y equilibrado: la participación directa de Estados Unidos disminuye, mientras que la competencia entre otros actores aumenta, condicionando la estabilidad global a la forma en que estos últimos pueden adaptarse creando un nuevo orden multilateral.