y decir eso Papa Francisco No se sabe cuántas veces condenó a órdenes religiosas que, en lugar de transformar sus propiedades en desuso en viviendas sociales, las habían utilizado con fines comerciales creando pensiones y hoteles de lujo. Nunca digas nunca.
Fue precisamente en este momento El histórico palacio vaticano, via della Scrofa, del siglo XV, que Pablo VI eligió para alojar a precios controlados a obispos, sacerdotes y cardenales visitantes, y en el que también vivió durante mucho tiempo el cardenal Bergoglio, está a punto de ser vendido a una empresa que lo transformará en un hotel de cuatro estrellas. “No cinco estrellas, porque sería demasiado”. Como resultado, los prelados que residen allí permanentemente –incluidos algunos cardenales– reciben comunicaciones para encontrar soluciones alternativas.
Hace cinco meses, el cardenal Paul Tscherring y monseñores Daniel Estivil y Marco Melino tomaron sus plumas para apelar a León XIV, haciéndole tomar conciencia de la desagradable situación. “Esperamos fervientemente que la Domus siga siendo lo que declaró en su estatuto fundacional, es decir, una casa en la que los sacerdotes de todo el mundo puedan encontrar un hogar estable (…). Un traslado, incluso temporal, pondría a prueba la serenidad necesaria para servir a la Iglesia como todos hemos elegido. » Sin embargo, poco después, León XIV Lo interrumpió explicando que lamentablemente no había otra alternativa y que tendrían que hacer las maletas. Al fin y al cabo, el proyecto había sido aprobado por el “difunto Papa Francisco”, dado que el coste de la renovación – 20 millones de euros – era una cifra que el Vaticano no podía permitirse. El Papa Prévost subrayó que el producto del alquiler permitiría seguir garantizando la acogida de los sacerdotes en otras estructuras. “Lo mismo ocurre con la reubicación del personal”.
SOSTENIBILIDAD
La historia surgió gracias a documentos publicados por el periódico argentino “La Nación”, que incluso plantea hipótesis de contornos vagos, que sin embargo aún están por demostrar. La Domus, a dos pasos de Piazza Navona, se hizo famosa en 2013, cuando el nuevo pontífice quiso ir personalmente a pagar la cuenta. La foto de Bergoglio en la recepción con su tarjeta de crédito en la mano esperando para pagar dio la vuelta al mundo. El motivo oficial de este cambio radical es la necesidad de adaptar el inmueble a la legislación vigente. Con esta inversión máxima estimada entre 50 y 60 millones de euros, y el futuro arrendamiento por 30 años a una empresa que se encargará de todo, la Santa Sede recibirá 5 millones de euros al año. Sostenibilidad económica ante todo.
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