Cuando la derecha y la extrema derecha dictan la agenda europea. Se espera que los 27 países de la Unión Europea ratifiquen este lunes 8 de diciembre un claro endurecimiento de la política migratoria del continente. Reunidos en Bruselas, los ministros del Interior de los Estados miembros de la UE decidirán por primera vez sobre tres textos presentados este año por la Comisión Europea para regular más rigurosamente las llegadas y retornos de inmigrantes.
En particular, permitirían la apertura de “centros de retorno”, es decir, centros fuera de las fronteras de la UE a los que se pueda enviar a los inmigrantes cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas; sancionar con mayor dureza a quienes se nieguen a abandonar el territorio europeo, mediante períodos de detención más prolongados; y devolverlos a países de los que no proceden pero que Europa considera como tales “Seguro”.
La caída de las llegadas -en torno a un 20% menos de entradas irregulares respecto al año pasado- no ha aliviado la presión sobre los dirigentes políticos del Viejo Continente. “Hay que avanzar para dar a los ciudadanos la sensación de tener la situación bajo control”Insistió el jueves el comisario europeo austriaco, Magnus Brunner, artífice de esta restricción migratoria.
Sus propuestas desataron a la izquierda y a asociaciones de protección de inmigrantes que denuncian medidas violatorias de los derechos humanos. “En lugar de invertir en seguridad e inclusión, la UE está eligiendo políticas que empujarán a más personas al peligro y la inseguridad jurídica”advierte Silvia Carta de PICUM, una ONG de protección a inmigrantes indocumentados.
Bajo el liderazgo de Dinamarca, que ocupa la presidencia rotatoria de la Unión Europea y defiende desde hace tiempo esta restricción del flujo migratorio, los Estados miembros están avanzando a toda velocidad en el examen de las medidas. “Estamos progresando muy rápido”asegura un diplomático europeo, creyendo que existe una “Voluntad política ampliamente compartida” entre los Veintisiete para validar estas propuestas.
Entre los raros escépticos: Francia, que cuestiona la legalidad y eficacia de algunas de estas medidas, y España, no convencida por los “centros de retorno”, ya probados por varios países pero sin éxito real.
Estas medidas también cuentan con el claro apoyo de la derecha y la extrema derecha, que unieron fuerzas en el Parlamento Europeo la semana pasada para darles la primera luz verde. Una vez más, la idea es actuar con rapidez, y muchos parlamentarios y líderes piden su adopción definitiva a principios del próximo año.
También se esperan debates extremadamente peligrosos sobre un nuevo sistema de distribución de solicitantes de asilo en Europa el lunes. Para brindar ayuda a los países a lo largo de las rutas migratorias, como Grecia e Italia, la UE pronto exigirá a otros estados miembros que reasenten a los solicitantes de asilo en su territorio. O en su defecto pagar una contribución financiera de 20.000 euros por solicitante de asilo a los países presionados.
Los países de la UE llevan varias semanas negociando para encontrar una manera de implementar este sistema. Varios países, entre ellos Bélgica, Suecia y Austria, ya han anunciado que no aceptarán solicitantes de asilo de otros Estados miembros. “Hay pocos Ministros del Interior que quieran comparecer ante la prensa y decir ‘vale, tengo 3.000’”prevé un funcionario europeo.