diciembre 9, 2025
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domingo 9 de noviembre de 2025

Charlie, ¿qué dicen las noticias?

El lunes, una persona resultó gravemente herida con un cuchillo en una concurrida plaza central de Milán. El espacio que los periódicos le dan a esta historia es un buen punto de partida para considerar los factores que hacen que algo se considere “noticia”. En primer lugar, hay que aclarar que ninguna regla es jamás universal y exhaustiva: para una obra que consiste en restaurar la realidad y su complejidad, no se puede establecer ningún modelo; es una obra de continuas excepciones y variables decisivas, de aparentes inconsistencias, de distintos pesos y medidas, por definición. Dicho esto, la mayoría de las “noticias” pueden englobarse en dos tipos diferentes de hechos: aquellos que -excepcionales o normales- cuentan una historia más amplia, nos hacen comprender un fenómeno, una tendencia, una realidad; y aquellos que sólo hablan de sí mismos, sin “significar” nada más, pero cuyo carácter extraordinario los convierte en una historia en sí mismos.

El primer caso es el que a veces desmiente la manera superficial de decir en el periodismo que “el perro muerde al hombre no es noticia, el hombre muerde al perro es noticia”: muchos hechos son de hecho noticia precisamente porque son repetidos, predecibles, habituales, y en esta costumbre hay una descripción de realidades más amplias. Si un hecho inesperado y sorprendente ilustra una realidad poco conocida, la atención es aún mayor. Entre los ejemplos de los últimos días, podemos citar las investigaciones sobre las actividades y discusiones de las llamadas “feministas”: una investigación singular, con comentarios y conversaciones impresionantes, que a su vez forman parte de los temas de “Cancelar Cultura”, la violencia en las redes sociales, incluso los excesos de ciertos “feminismos”.

Luego están las historias individuales que, por el contrario, cuentan y muestran sobre todo su singularidad. El asesinato de una mujer, en el que un factor decisivo es la cultura posesiva y violenta de los hombres, tiene por tanto implicaciones diferentes a los numerosos asesinatos por motivos singulares y que no son ejemplares de nada, que además llaman la atención porque un asesinato sigue siendo un hecho excepcional. El robo del Louvre también informa a los franceses sobre los límites de seguridad del Louvre, pero para los lectores italianos no tiene nada que explicar sobre la contemporaneidad y el mundo. Pero es una historia.

Muchos periódicos intentan continuamente configurar hechos de este segundo tipo en un contexto que los convierta en primeros: intentan decirle al lector “¡mira, esto es importante! Este no es un hecho raro o singular, debería alarmarte, preocuparte o sorprenderte, ¡porque muestra mundos y fenómenos que no conocías!”. Para muchos periódicos, parte del trabajo consiste en crear atención, aumentarla, atraerla: identificar – a veces con razones, otras no – las responsabilidades, los caminos, los problemas, resaltados por una sola historia.
El atentado de Milán fue inmediatamente catalogado como el “problema de seguridad en Milán”, narrativa utilizada con fines propagandísticos por algunos partidos políticos y con el objetivo de llamar la atención de determinados enfoques periodísticos (aquí no importa su base real).
Sin embargo, lo que quedó claro casi de inmediato fue que esta historia en particular no dice nada sobre la seguridad en Milán: puede suceder (y desafortunadamente sucede) en cualquier otra ciudad italiana que una persona con problemas de salud mental sea violenta y peligrosa con extraños sin motivos personales. Habría sido correcto redirigir tanta preocupación y explicación hacia los problemas de salud mental y su tratamiento, para comprender si la excepcionalidad del hecho podría vincularse a una mejor comprensión de estos ámbitos. Alguien lo ha hecho, alguien muy poco, porque se trata de un problema lamentablemente menos alarmante y que no parece preocupar a todos como la seguridad pública: mientras tanto, sin embargo, hemos contribuido a describir la realidad con la que este hecho no tiene nada que ver.
A menudo sucede, en la prisa por informar y atraer más atención, que se ofrecen a los lectores reconstrucciones de su viaje y de su contexto (entrevistas con el sociólogo, acusaciones contra ciertos fallos, análisis apresurados) antes de saber lo suficiente. Entonces la noticia se convierte en otra cosa, pero esa historia de realidad ha sido absorbida.

Fin de este prólogo.

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