diciembre 9, 2025
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Es el principio del fin de “L’amour est dans le pré”. Se acerca el momento de hacer balance de esta temporada 20. Por tanto, es también el comienzo de historias reales para los agricultores que han tomado sus decisiones y viven sus primeros días como pareja. Las cosas van bien sobre todo para Gilles, que vuela a la Reunión con la de su corazón, Isabelle, como podremos descubrir en el episodio 13 emitido el 17 de noviembre y ya disponible en las plataformas MyCanal y M6+. Finalmente funciona, si queremos. Porque el agricultor de trigo se marea cuando se encuentra en un paseo en catamarán y se marea cuando el coche de su guía sube en zigzag por el Piton de la Fournaise a primera hora de la mañana. “No fue una luna de miel en absoluto”, cuenta luego a la cámara, tras esos momentos en los que no se sentía bien. Pero un desayuno ante un espléndido amanecer lo pone de nuevo en pie y le permite ofrecer a Isabelle su regalo: la llave de su casa. “Eres bienvenida a casa en cualquier momento”, le dice. El mismo idilio para Jean-Louis y Sophie que se fueron para una escapada romántica al sol. Y no será un GPS caprichoso el que se apodere de su pareja en ciernes. Jacuzzi, masajes, hotel de lujo aislado del mundo. ¿Quién dice mejor?

El otro Jean-Louis du Nord seguramente habría soñado con él con Isabelle. Pero encontramos al tándem en plena crisis, muy lejos del puente de madera sobre el que le había hecho la declaración hace unas semanas. Es incluso la sopa de muecas cuando llega a Dunkerque para intentar salvar el día. Dos besos corteses y una tensa concentración. “Prefiero que nos encontremos en un lugar neutral”, le advierte Isabelle mientras lo lleva al coche. Y es en un bar donde ella se sienta y le reprocha no haber visto cumplidas sus promesas de una buena vida. “Cuando comemos juntos no hablamos. Tengo la impresión de llevar 20 años en una relación rutinaria”, le critica. “Si quieres que paremos”, le dijo Jean-Louis como única respuesta. “Ahí paramos”, dice su novio, que lo deja tirado en medio de la barra.

Mientras tanto, es el “nacimiento de una aventura” para Laurent que elige a Laurence, el momento elegido por Pierrick, en Ille-et-Vilaine que se queda con Lilly en lugar de Valérie y Célia en Tarn, que rechaza a Floran y se queda con Clément. Nada sorprendente en el nacimiento de estas parejas que veíamos llegar desde hacía varias semanas.

“Acabo de pasar mi primera noche con una chica”

Pero, sobre todo, este decimotercer episodio se centra en Mathieu en Aveyron. El criador de ovejas es uno de los candidatos más cautivadores de esta nueva temporada y se toma el tiempo para elegir en silencio con quién podría compartir su vida. Una novedad para este joven en 30 años. Entonces ¿Clémence o Marie? El chico tiene su propia idea, pero prefiere presentar a sus dos pretendientes a sus padres y a su hermana gemela durante el almuerzo. El primero pasa la prueba con gran éxito, mientras que el segundo no encuentra su lugar. “Clémence se interesa, hace preguntas, gana puntos. Marie es demasiado reservada”, comenta luego el joven que ha hecho su elección. Sólo queda anunciarlo a sus dos invitados. “Clémence lo perdió todo. Eras mi favorita, luego vino el tornado, Clémence”, le resume a Marie, a quien sólo le quedan los ojos para llorar. “Tenía muchas esperanzas, estaba planificando, es la historia de mi vida”, comenta decepcionada. Clémence está encantada pero espera su primer beso. “El siguiente paso sería besar”, sueña. Probablemente por falta de experiencia, Mathieu se toma su tiempo pero acaba dejándose llevar y recuperando el tiempo perdido. “Basta de camas pequeñas”, advierte Clémence durante su primera cena romántica. “Acabo de pasar mi primera noche con una chica”, concluyó el ranchero a la mañana siguiente en el paraíso. No nos preocupamos porque se acerca el final de la temporada.

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