diciembre 10, 2025
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La financiación de las empresas agrícolas está creciendo, lo que demuestra una solidez financiera superior a la media. Según el último Observatorio Crif del sector, en el primer semestre los importes financiados registraron un aumento del 30,5% en comparación con el mismo período de 2024 y 17 puntos porcentuales más que la media del +13% registrada por el resto de empresas italianas.

Desde la perspectiva del riesgo crediticio, el sector Agricultura presentó en junio de 2025 “una tasa de morosidad estable respecto al cierre del año anterior e inferior a la nacional, situándose en el 2,2% frente a un tipo medio nacional del 3%”. Y para las cooperativas agrícolas, la cifra cae aún más, hasta el 1,8%.

La ganadería y actividades conexas tienen una tasa de riesgo ligeramente superior, del 2,4%.. Se trata de una cifra, explican los analistas, “influida por diversos factores, con potenciales impactos en la estructura de costes, la facturación y la estructura financiera de los operadores del sector”. Entre ellos, “se identifican los riesgos para la salud relacionados con la propagación de enfermedades infecciosas y los problemas de seguridad alimentaria; los riesgos ambientales y climáticos; la exposición a las tendencias de los precios de los alimentos para mascotas; los posibles cambios en las características de la demanda, también en relación con los cambios en los hábitos alimentarios de los consumidores; finalmente, la necesidad de inversiones, incluso significativas, en lo que respecta a las estructuras y tecnologías utilizadas en los procesos de producción”.

“En un contexto caracterizado por desafíos globales, como la transición ecológica, la digitalización, el cambio climático y la volatilidad del mercado, la agricultura italiana demuestra una buena estabilidad en términos de riesgo crediticio. Esto tiene un efecto positivo – comenta Luca D’Amico, director ejecutivo de Crif Ratings – la presencia significativa de cooperativas agrícolas de carácter predominantemente mutualista, caracterizadas generalmente por tasas de morosidad más bajas debido al estrecho vínculo económico entre los socios y la propia empresa. Este vínculo resulta en una Fuerte apoyo de los socios a la actividad de la cooperativa.representando un elemento de mitigación de riesgos. A pesar de la incertidumbre y complejidad del escenario, Las perspectivas para el sector agrícola predicen que las tasas de morosidad seguirán por debajo de la cifra nacional.aunque creciendo ligeramente a finales de año.

El crecimiento de los créditos concedidos a las empresas agrícolas en el primer semestre del año – explican desde Crif – se vio apoyado por unan un marco regulatorio favorable, que permitió a los operadores del sector acceder a formas de financiación subvencionadas, fomentar inversiones dirigidas a la modernización de las estructuras productivas, la adopción de tecnologías innovadoras y la transición hacia prácticas agrícolas sostenibles, en línea con los objetivos de digitalización y descarbonización del sector. Sin embargo, “estos instrumentos sólo permitieron una cobertura parcial, aunque significativa, de las necesidades financieras para las inversiones, estimulando aún más el uso del crédito bancario”.

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