diciembre 10, 2025
mariage-693947293c1ac574253835.jpg

Invitin en Francia, Join My Wedding en India: las plataformas ahora permiten a extraños… pagar para asistir a bodas. Lo que durante mucho tiempo fue uno de los momentos más privados de la vida se convierte en un evento semipúblico y monetizado destinado a compartir y, a veces, a ser un espectáculo.

Publicado


Actualizado


Tiempo de lectura: 2 minutos

En un contexto en el que una boda puede superar los 30.000 euros, cada cubierto vendido se convierte en un alivio presupuestario (foto ilustrativa). (KLAUS VEDFELT / VISIÓN DIGITAL)

En un contexto en el que una boda puede superar los 30.000 euros, cada cubierto vendido se convierte en un alivio presupuestario (foto ilustrativa). (KLAUS VEDFELT / VISIÓN DIGITAL)

El aprovechado de ayer, el tío lejano que vino a disfrutar del buffet, ha dado paso a un nuevo tipo de invitado: el extraño que compra su asiento como si fuera una entrada para un concierto. En Francia, la start-up Invitin, lanzada en la primavera de 2025, ofrece a las parejas la posibilidad de abrir a los curiosos algunos asientos en la recepción, calculando cien euros o más por comida. En la plataforma, los futuros cónyuges publican una ficha descriptiva, casi un anuncio: ubicación, ambiente, código de vestimenta, número de invitados.
Y extraños se apuntan… para vivir un momento que se supone es íntimo.

Los fundadores hablan de ello. “intercambio”, De “nuevas conexiones sociales”. Pero la función principal sigue siendo a menudo la económica: en un contexto en el que una boda puede superar los 30.000 euros, cada cubierto vendido se convierte en un alivio presupuestario.

Esta lógica de apertura no se limita a Francia. En India, la plataforma Join My Wedding permite a los turistas extranjeros pagar entre 150 y 250 dólares para asistir a una ceremonia. EL Diario de Wall Street cuenta de estas mujeres americanas o europeas vestidas con saris, recibidas con los brazos abiertos, fotografiadas, rodeadas de invitados fascinados por estos “extranjeros” se convierten en atracciones del día.

Algunas familias lo ven como un intercambio cultural. Otros, una forma discreta de mostrar estatus social. Y muchos sociólogos destacan una deriva: la fetichización de un modelo matrimonial indio totalmente formateado en Bollywood, mucho más espectacular que la realidad diferente de las tradiciones del país.

Este movimiento revela una transformación mucho más amplia: lo que era uno de los ritos más privados y solemnes de la vida se convierte en una experiencia abierta, consumible, compartible y, a veces, vendible. Ya no solo estamos invitados, nos registramos, pagamos, comentamos, compartimos en Instagram.

Donde antes sólo llegaba el círculo más íntimo, hoy vemos viajeros, influencers, curiosos… incluso “turistas culturales”. El matrimonio abandona la esfera privada para convertirse en un momento semipúblico, un ambiente, un escenario, a veces un producto.

Y lo que antes era un compromiso entre dos personas se convierte, poco a poco, en un evento en el que cualquiera puede participar… siempre que tenga la aplicación adecuada y la tarjeta de crédito asociada.



Referencia

About The Author