Derribar drones rusos de largo alcance. Este es el objetivo de Frankenburg Technologies, un fabricante estonio de sistemas de misiles. La compañía de defensa presentó el “Mark 1”, un misil del tamaño de una varita diseñado para contrarrestar ataques masivos con drones rusos.
Este nuevo misil surge como una alternativa de bajo coste destinada a reforzar las defensas aéreas de la OTAN ante el creciente uso de drones por parte de Rusia contra Ucrania y sus vecinos, informa The Telegraph.
Este interceptor compacto mide 65 cm de longitud y está diseñado para la defensa de corto alcance, con un alcance de unos 2 km y un precio que ronda los 50.000 dólares (unos 43.000 euros) por unidad.
“No dudamos en decir que los estamos construyendo para neutralizar los drones rusos de largo alcance. Y no nos avergüenza en absoluto decir que esta será la capacidad más necesaria en el mundo en los próximos cinco a diez años”, dice Kusti Salm, director ejecutivo de la empresa con sede en Tallin y ex funcionario de defensa de Estonia.
Más barato y más eficiente
El 9 de septiembre, la OTAN se vio obligada a desplegar F-16 para derribar una veintena de drones rusos que habían cruzado la frontera polaca. Por este motivo, se lanzaron varios misiles aire-aire por valor de más de 550.000 euros para interceptar los drones Shahed, y la mitad de ellos resultaron ineficaces. Por eso el Mark 1, que cuesta menos de una décima parte de estos misiles, se presenta como una alternativa más que válida.
Además, está guiado por inteligencia artificial y diseñado para operar de forma autónoma después del lanzamiento, sin depender de la habilidad del piloto como un misil convencional. Actualmente, el Mark 1 logra una precisión de aproximadamente el 56%, pero Frankenburg Technologies apunta al 90% a medida que avanza la producción.
El Mark 1 está diseñado sin un enlace de datos permanente a una unidad de control, lo que reduce su vulnerabilidad a perturbaciones e interrupciones de la red. A pesar de su pequeño tamaño, integra una ojiva de 500 g, combustible y sensores, lo que hace que su precisión sea un importante desafío de ingeniería.
Según el Telegraph, la empresa estonia ha instalado centros de producción en dos países miembros de la OTAN, con el objetivo de producir cientos de misiles al día.