El miércoles se publicó el nuevo informe sobre las percepciones de discriminación en el trabajo. Elaborado conjuntamente por el Defensor de los Derechos y la Organización Internacional del Trabajo, este informe es claro: la primera discriminación tiene que ver con la edad.
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Nueve de cada diez personas cree que existe discriminación en el trabajo, según el 18Y Barómetro sobre la percepción de la discriminación en el trabajo, publicado el miércoles por Rights Defender en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que franceinfo pudo consultar. Esta encuesta estudia los cambios en la discriminación laboral entre 2016 y 2024.
La edad es el criterio más citado por las personas que afirman haber sido discriminadas a la hora de buscar trabajo (42% de los entrevistados).
El origen o el color de la piel son el segundo motivo de discriminación en la contratación (21%). Por último, la discriminación relacionada con la situación familiar es mucho más frecuente entre las mujeres que entre los hombres (el 24% de las mujeres frente al 5% de los hombres se declaran discriminados a la hora de buscar trabajo).
Según este barómetro, todavía hoy al 22% de las mujeres de entre 25 y 34 años se les pregunta sobre sus planes de crianza, aunque está estrictamente prohibido preguntar a una candidata si tiene intención de tener hijos. El diploma no protege, al contrario: las mujeres con maestría y/o doctorado son más discriminadas.
Más de la mitad de las personas percibidas como negras, árabes o magrebíes que han sido discriminadas a la hora de buscar trabajo (53%) afirman que esta discriminación estaba relacionada con su origen o color de piel.
Además, los jóvenes encuentran dificultades en su integración profesional: en la búsqueda de empleo y el desarrollo profesional, los jóvenes de entre 18 y 24 años tienen el doble de probabilidades de sufrir discriminación que los jóvenes de entre 45 y 54 años. Finalmente, las personas no heterosexuales tienen 1,6 veces más probabilidades de ser discriminadas en sus carreras que las personas heterosexuales. En 2016 no se observó ninguna diferencia.