El Ministro de Finanzas griego, Kyriakos Pierrakakis, merece su orgullo. Es cierto: hace diez años nadie hubiera creído que un griego pudiera llegar a ser presidente del Eurogrupo. En aquel momento, las apariciones de uno de sus predecesores, el exuberante Yanis Varoufakis, envenenaron las reuniones del comité hasta tal punto que Grecia estuvo a punto de abandonar la eurozona. La elección de Pierrakakis es también una recompensa por las duras políticas de reforma y consolidación emprendidas por el país desde entonces.
Pero esto es sólo la mitad de la historia. La elección no tiene casi nada que ver con Pierrakakis como persona ni con sus orígenes. El factor decisivo fue que su competidor, el belga Vincent Van Peteghem, procede del (actualmente) país equivocado. Van Peteghem, junto con el Primer Ministro Bart De Wever, es responsable de la obstinada resistencia de Bélgica, percibida casi universalmente, al uso de activos rusos depositados en la compañía financiera belga Euroclear para Ucrania. Esto lo hizo no elegible para la mayoría de sus colegas.
Pero la elección casi silenciosa de un griego demuestra algo más. Se ha vuelto bastante irrelevante quién dirige el Eurogrupo. El comité, que fue el órgano central de toma de decisiones durante la crisis del euro, ahora decide casi nada. O los 27 ministros de finanzas o los jefes de Estado y de gobierno deciden la política económica y financiera de la UE junto con la Comisión de la UE y el Parlamento Europeo.
Las prioridades de trabajo del nuevo presidente demuestran la insignificancia de facto del comité: unión de los mercados de capitales, mercado interior, “soberanía tecnológica” de Europa y preservación de sus “fundamentos económicos”. Nada de esto es específico de la zona del euro. La pérdida de importancia del comité se refleja también en la afirmación de Pierrakakis de que en la UE han desaparecido las diferencias entre el norte y el sur, entre los Estados miembros frugales y “flexibles”. Esto sólo es cierto cuando no hay nada en juego, como en el Eurogrupo. No sería malo que se suprimiera el comité.