Roma, 12 de noviembre (Adnkronos Health) – ¿Demasiados medicamentos psicotrópicos para niños y jóvenes menores de 17 años? No al alarmismo “los datos sobre el aumento del consumo en la edad de desarrollo no deben leerse como una señal de alarma, sino como un estímulo a la reflexión y a la responsabilidad compartida”, explican Stefano Vicari, director de neuropsiquiatría infantil del hospital Bambino Gesù de Roma, y Gabriele Masi, persona de contacto de la Coordinación de Emergencias Psiquiátricas Primarias en la edad de desarrollo, proponiendo una reflexión sobre el reciente informe Osmed sobre el consumo de drogas en Italia, que, en 2024, señala que la prevalencia de El consumo de psicofármacos entre los menores de 17 años casi se ha triplicado respecto a 2020, pasando del 0,26% al 0,57%. “Un hecho que exige, por el contrario, una lectura atenta y detallada”, afirman los dos especialistas que escriben “estas reflexiones como coordinadores de los servicios de urgencia psiquiátrica primaria para la edad del desarrollo (0-18 años), en un momento en el que los datos sobre el uso de psicofármacos en menores suscitan un amplio debate”.
“Por un lado – precisan – debemos actuar con cautela, para que cada prescripción sea el resultado de una evaluación cuidadosa y un seguimiento continuo; por otro, no podemos ignorar que muchos niños y adolescentes que padecen trastornos mentales en Italia todavía no reciben la ayuda adecuada. Los medicamentos psicotrópicos en edad de desarrollo: entre la alarma y la conciencia”. En primer lugar, “no es tanto el aumento numérico en sí lo que es significativo, sino más bien la pregunta que debemos plantearnos: ¿este aumento del uso de medicamentos responde realmente a las necesidades clínicas de los niños y de los adolescentes?”, subrayan, subrayando que “en Italia, las estimaciones indican que sólo 1 de cada 15 a 20 jóvenes entre los que podrían beneficiarse de un tratamiento farmacológico se beneficia realmente del mismo. Se trata del porcentaje más bajo entre los países europeos más parecidos al nuestro”. La prescripción de medicamentos psicotrópicos en la edad del desarrollo “debe realizarse siempre con gran precaución y competencia, por especialistas expertos, siguiendo ciertos principios fundamentales”, informan Masi y Vicari.
Estos son los principios: 1) Evaluación global. La decisión de prescribir un medicamento debe ser parte de un conocimiento profundo de la situación del menor, teniendo en cuenta no sólo los aspectos médicos, sino también los psicológicos, familiares y sociales; 2) objetivos claros y verificables. Los síntomas a tratar deben estar bien definidos, observables y controlables en el tiempo, para poder valorar si la medicación realmente ayuda. 3) Monitoreo constante. Después de iniciar el tratamiento, es fundamental comprobar periódicamente su eficacia y tolerabilidad. Se debe realizar una evaluación global de la relación beneficio/riesgo en un plazo de tres meses para decidir si continuar, modificar o suspender el tratamiento. 4) Inspección periódica. Dado que los trastornos de la edad del desarrollo pueden cambiar con el desarrollo o mediante otras intervenciones terapéuticas, es necesario prever momentos en los que, incluso en presencia de buenos resultados, se evalúe una reducción o suspensión gradual del fármaco, para comprobar si la mejoría se puede mantener incluso sin terapia.
Para ambos expertos, “hablar genéricamente de medicamentos psicotrópicos puede inducir a error. Este término reúne categorías de medicamentos muy diferentes en cuanto a eficacia y posibles efectos secundarios. Los estimulantes (utilizados en el TDAH), los medicamentos serotoninérgicos (para la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo), los estabilizadores del estado de ánimo (para el trastorno bipolar) y los bloqueadores de los receptores D2 (utilizados en psicosis, trastornos de conducta, autismo o discapacidad intelectual) tienen perfiles de uso muy diferentes”.
Estos últimos, en particular, requieren controles periódicos cuidadosos, especialmente si se utilizan durante mucho tiempo, ya que presentan un mayor riesgo de efectos secundarios. En vista de esto, es útil considerar algunos puntos clave y observar las cifras reales, no sólo los porcentajes. Afirmar que el consumo de psicofármacos “se ha triplicado” puede parecer alarmante, pero hay que poner los datos en perspectiva: en Italia, la prevalencia aumentó del 0,26% al 0,57%. Por supuesto, se trata de un aumento, pero los niveles siguen estando muy por debajo de los de otros países europeos. En Francia, los porcentajes son aproximadamente tres veces superiores, y en España incluso superiores (por no hablar de los países nórdicos). Pensar que sólo Italia ha encontrado el “equilibrio correcto” y que todos los demás están equivocados sería un error: como suele suceder, la verdad se encuentra en algún punto intermedio.
Y otra vez. “Hablar genéricamente de ‘medicamentos psicotrópicos para niños’ es impreciso. El aumento afecta a todo el grupo de edad menor de 18 años, pero con un pico entre los 12 y los 17 años, es decir, especialmente entre los adolescentes. Es a esta edad cuando aparecen las formas más complejas y graves de sufrimiento mental, que a menudo requieren, además de psicoterapia y apoyo familiar y social, también una intervención farmacológica específica”.
Además, “no basta con hablar de ‘prevalencia de consumo’: hay que preguntarse cuántas personas realmente necesitan tratamiento y no lo reciben. Es correcto preocuparse por quienes consumen una droga, pero deberíamos preocuparnos igualmente -quizás más- por quienes no reciben ningún tratamiento, incluso si lo necesitan”, los expertos concluyen que “el verdadero desafío no es sólo limitar el consumo de drogas, sino garantizar que quienes realmente lo necesitan puedan acceder a una atención adecuada, integrada y oportuna”. personas significa promover una cultura de escucha, competencia y atención, porque el bienestar psicológico de los niños es – y debe seguir siendo – responsabilidad de todos.