Tres agentes de policía, juzgados en Niza por insultos racistas y violencia psicológica contra dos narcotraficantes tunecinos, fueron condenados el lunes 10 de noviembre a doce meses de prisión suspendida y seis meses de inhabilitación para ejercer sus funciones.
Otros dos policías fueron absueltos y también juzgados en el tribunal penal. Para los cinco empleados públicos, la fiscalía había solicitado entre doce y dieciocho meses de prisión e inhabilitación permanente para trabajar.
Laurent Martin de Frémont, secretario departamental del sindicato de policía Un1té, expresó su opinión “alivio”. Había venido, como otros agentes de policía, para apoyar a sus compañeros procesados. “No sólo los delincuentes tienen derecho a una segunda oportunidad”Eric Borghini, abogado de uno de ellos, se alegró. Suspendidos tras los hechos, todos deberán someterse a un procedimiento administrativo interno antes de una posible reintegración.
El 22 de julio, la policía detuvo a dos jóvenes sospechosos de tráfico de drogas en el sensible barrio de Moulins, al oeste de Niza, y los subió a una furgoneta. Discretamente, uno de los jóvenes había activado el dictáfono de su teléfono, grabando insultos racistas, burlas, violencia y humillaciones.
El abogado del tunecino de 18 años, Kada Sadouni, expresó su decepción tras la sentencia: “Honestamente, pensé que el tribunal se tomaría el asunto un poco más en serio y sentenciaría a los agentes de policía de manera ejemplar”.
“La realidad sobre el terreno”
La grabación fue descubierta por un investigador al llegar a la comisaría. “Hay palabras que no deberíamos decir” reconoció al señor Martín de Frémont, pero “Existe la realidad de los hechos. Se trata de agentes de policía que se enfrentan a estas dificultades todos los días, a los que escupen e insultan”.añadió, creyendo que el joven tunecino había engañado a la policía.
Condenado a dieciocho meses de prisión por robo colectivo, este joven acusó a la policía de haber arrancado páginas de un Corán de su bolso y haberlas hecho bolas para llevárselas a la boca. Los tres policías que iban en la parte trasera de la furgoneta aseguraron que se trataba de una libreta encontrada en un cubo de basura y que simplemente querían “un mal chiste”. Para el tribunal se trata de violencia psicológica, pero no de violencia física. Según el certificado médico, los hematomas encontrados en el joven podrían deberse a una caída durante el arresto o a automutilación mientras estaba bajo custodia policial, lo cual admitió.
Los dos policías liberados iban en la parte delantera de la furgoneta y aseguraron que desconocían la actuación de sus compañeros. Los tres condenados, de 30, 32 y 41 años, tendrán que pagar cada uno una multa de 500 euros y pagar conjuntamente 1.000 euros en concepto de daños y perjuicios al joven, un euro simbólico a la Liga de Derechos Humanos y a Licra, y 800 euros en costas judiciales a las tres partes civiles. El segundo detenido no figuraba como parte civil.