Con un traje azul ajustado y una barba bien cuidada, Ahmed Al-Charaa sube las escaleras de la ciudadela de Alepo el sábado 29 de noviembre. El presidente de transición de Siria, que tiene poco gusto por las multitudes, esconde su timidez detrás de una sonrisa afable. Como siempre el discurso es conciso, pero detallado. En el primer aniversario de la liberación de la metrópoli del norte de Siria del yugo del clan Al-Assad, insta al pueblo sirio a reconstruir el país y escribir una nueva página en su historia.
Un año antes, había entrado en Alepo con un traje caqui y bajo el nombre de guerra de Abu Mohammed Al-Joulani. El grupo radical sunita Hayat Tahrir Al-Sham (HTC), que él comandaba, había logrado, para sorpresa de todos, romper las defensas del régimen. “La verdadera victoria no está sólo en la batalla actual, sino también en la que sigue”Luego explicó a sus tropas, prometiendo construir la nueva Siria según los principios de justicia e igualdad.
Unos días después, el 8 de diciembre de 2024, Al-Joulani conquistó Damasco, puso fin a cincuenta y cuatro años de dictadura del clan Al-Assad y retomó su verdadero nombre, Al-Charaa. Tras liderar el territorio rebelde de Idlib desde 2017, heredó el liderazgo de todo un país, aplastado por catorce años de guerra civil. En una espectacular aceleración de la historia, el ex yihadista fue nombrado jefe de Estado.
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