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Andrea Riccardi
La “línea amarilla” que divide Gaza según el plan de alto el fuego de Donald Trump constituye una “nueva frontera” para Israel. Así lo explicó el jefe de Gabinete, Eyal Zamir. “Israel mantendrá sus actuales posiciones militares, que le dan el control de más de la mitad de Gaza, incluida la mayor parte de las tierras agrícolas y el paso fronterizo con Egipto”, subrayó. “La ‘línea amarilla’ es una nueva línea fronteriza, que sirve como línea de avanzada de defensa para nuestras comunidades y una línea de actividad operativa”, dijo Zamir durante una visita para reunirse con reservistas israelíes en el norte de Gaza, donde también visitó las ruinas de las ciudades palestinas de Beit Hanoun y Jabaliya. “Tenemos control operativo sobre amplias zonas de la Franja de Gaza y permaneceremos en estas líneas de defensa”, aclaró entonces.
Los palestinos se han visto obligados a abandonar el este de Gaza debido a los ataques y las órdenes de evacuación israelíes. Casi toda la población superviviente, más de dos millones de personas, está ahora hacinada en una estrecha franja de dunas costeras, más pequeña que Washington. De hecho, más allá de la línea amarilla. Las estipulaciones de Zamir de mantener tropas en Gaza parecen contradecir el acuerdo de alto el fuego firmado en octubre, que establece que “Israel no ocupará ni anexará Gaza”. El plan de 20 puntos presentado por el presidente estadounidense, Donald Trump, compromete al ejército israelí a “entregar gradualmente” el territorio palestino a una fuerza de seguridad internacional hasta que “se retire completamente de Gaza”, excepto un pequeño perímetro de seguridad en la frontera.
El gobierno israelí se negó a comentar si la declaración de Zamir reflejaba una política oficial. Un funcionario dijo que el IDG fue “desplegado en Gaza de acuerdo con la tregua y acusó a Hamás de violarla. El acuerdo de alto el fuego vincula la retirada de las fuerzas israelíes a la desmilitarización de Hamás, sin establecer un mecanismo o calendario para hacerlo. Una resolución de las Naciones Unidas adoptada el mes pasado autorizó la creación de una fuerza de seguridad internacional, pero ningún país ha comprometido tropas para apoyarla.