Por suerte, el buen chico Lando Norris tenía ocho años cuando Ferrari ganó el último título mundial. Fue en 2007. El nuevo campeón del mundo sabe que había una vez el Cavallino que recorría el mundo de forma divertida y ganadora. Tras los cuatro títulos consecutivos de Verstappen, el cetro pasa a otro talentoso representante de la Generación Z. La misma generación que, si preguntas “¿alguna vez has visto a un Ferrari dominar?” él responde “no, ni siquiera en los memes”. Sólo un “viejo” como Lewis Hamilton podría haber subestimado este hecho que claramente impresiona a los jóvenes: es decir, que el Ferrari de hoy se busca a sí mismo. Se reencontrará a sí mismo, eso seguro, pero necesita tiempo. Esta vez se le escapa a Leclerc que recientemente se despidió de la generación Z celebrando su 29 cumpleaños; Ese tiempo de competición que ahora tuvo Lewis Hamilton en sus últimos días cuando hace un año, cumplidos los cuarenta años, se presentó en Maranello en un vergonzoso cambio de roles que no dejamos de resaltar: los jefes de equipo al lado del gran campeón como si fueran aficionados que buscasen autógrafos y no sus empleadores. Ahora estos “fanáticos” vuelven a ser empleadores. También bastante nervioso por los malos y malos resultados del equipo y demasiadas palabras de ambos pilotos, especialmente de la leyenda inglesa. Así termina el annus horribilis de Lewis, obligado a aplaudir con tristeza la victoria por el título de un joven compatriota. Además, sobre el monoplaza al que, en 2008, había regalado el último campeonato del mundo y ahora teniendo claramente en mente las cifras de su primer año como piloto de Ferrari: cero éxitos y, peor aún, cero podios.
El primer y único campeón del mundo que no ganó en su primera temporada con Ferrari fue Nino Farina, en 1952. Récords que la generación Z, aún sin saber qué fue Ferrari y quién Sir Lewis, recordará para siempre.