Flash mob en Piazza Montecitorio con 74 siluetas en memoria de los presos que se han suicidado en prisión desde principios de año. Esta es la elección del Memorial Stefano Cucchi, que llega a su undécima edición. Detrás de las siluetas sin rostro, una pancarta con las palabras “Una Navidad de clemencia para las prisiones”. En la plaza Ilaria Cucchi, hermana de Stefano, y algunos representantes de Avs, así como representantes de diversas asociaciones y organizaciones. “Esta es la undécima edición del Memorial Stefano Cucchi. Han pasado 16 años desde su muerte – afirma el senador de Avs – y para mí y para todos nosotros este año es especialmente importante recordar a Stefano, pero no sólo a él. Es importante recordar a todos los demás ‘Stefano’, representados en las siluetas que ven detrás de mí. Son tantos y detrás de cada una de estas siluetas hay una historia que muy a menudo es ignorada por quienes nos gobiernan. El hacinamiento puede ser la solución a los suicidios en prisión. Sabemos que es exactamente lo contrario, es el principal motivo de los suicidios que no queremos remediar.
En la plaza también estaba el líder de la izquierda italiana Nicola Fratoianni, que afirmó: “La elección del Memorial Stefano Cucchi es importante hoy. Los suicidios y las muertes en prisión son una verdadera emergencia. Nos enfrentamos a una situación de hacinamiento estructural e inmanejable, que hace insoportable la vida en prisión. Con la despenalización de ciertos delitos, pienso, por ejemplo, en todos los relacionados con las adicciones. Opciones valientes como los indultos, las amnistías, capaces de reducir la presión, y También inversiones en personal penitenciario”. Al micrófono, las intervenciones de los activistas presentes son numerosas. “Hoy, con motivo del Día Mundial de los Derechos Humanos, el Memorial Stefano Cucchi alza la voz sobre los suicidios en prisión, sobre las responsabilidades institucionales de una masacre continua”, explica Gianluca Peciola, promotor del Memorial. “La detención – prosigue – no debe ser una condena definitiva. La urgencia de las muertes en prisión no da señales de detenerse. Al contrario, continúa empeorando, volviéndose estructural en un país donde la política gubernamental deshumaniza la figura del encarcelado y desmantela metódicamente medidas y proyectos alternativos a la detención”.
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