diciembre 10, 2025
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Los habitantes de Uvira, en la provincia de Kivu del Sur, apenas habrán tenido tiempo de alegrarse de la firma a bombo y platillo, el 4 de diciembre en Washington, de un “acuerdo de paz global” que les concierne ante todo. Este acuerdo, celebrado entre los presidentes de Ruanda, Paul Kagame, y el congoleño, Félix Tshisekedi, “histórico” debería poner fin a “uno de los peores conflictos” al mundo, dio la bienvenida a Donald Trump, su padrino.

Cinco días después, Uvira (700.000 habitantes) está a punto de caer en manos de la Alianza del Río Congo/Movimiento 23 de Marzo (AFC/M23), una rebelión encabezada por el ejército ruandés, según los últimos informes de los expertos de la ONU sobre la República Democrática del Congo.

Después de Goma –la capital regional de Kivu del Norte, que cayó el 29 de enero– y luego de Bukavu, su equivalente en Kivu del Sur, la captura de Uvira, más al sur, que sirvió como capital por defecto, marca la toma de poder más significativa de la rebelión desde marzo. La extensión de su territorio hacia el sur reaviva los temores de una extensión del conflicto al vecino Burundi.

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