diciembre 9, 2025
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Madrid, 10 de noviembre (askanews) – España intenta reconciliarse con su pasado, entre el deseo de pacificación social, la condena de la dictadura y nuevos impulsos violentos. Casi 50 años después del fin del régimen de Franco, las familias siguen buscando a sus seres queridos asesinados durante la guerra civil que ensangrentó al país de 1936 a 1939. Decenas de miles de víctimas siguen enterradas en fosas comunes repartidas por todo el país. Jesús Ezquerra Acín, asesinado el 19 de octubre de 1936, es uno de ellos. Su hija, María Jesús, de 89 años, espera que la apertura de una tumba en Ejea de los Caballeros, en el norte de Aragón, le permita finalmente enterrar dignamente a su padre.

“Lo único que pido es que mi padre y mi madre se reúnan en el cementerio”, dijo.

Los trabajos de exhumación acaban de comenzar en Ejea y María Jesús es una de las pocas hijas supervivientes de las víctimas, lo que aumenta las posibilidades de identificar al padre mediante pruebas de ADN. Los desaparecidos del conflicto rondan los 114.000, según datos del Gobierno de Sánchez, están enterrados en más de 3.300 fosas comunes, no es fácil dar un nombre y enterrarlos dignamente.

Y al mismo tiempo, a pocos días del 50 aniversario de la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, las manifestaciones en honor al “Caudillo” se multiplicaron en el país. Este fin de semana en Madrid, cientos de personas salieron a las calles para una manifestación organizada por Nicolás Nacional, un grupo de extrema derecha, con el lema: “Sangre, Tierra, Tradición”. Los manifestantes portaban símbolos nazis y sostenían una pancarta que decía: “Las vidas de los blancos importan”.

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