Este paquete de medidas, que allana el camino en particular para enviar inmigrantes a centros situados fuera de las fronteras de la UE, aún debe ser aprobado por el Parlamento Europeo.
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Bajo la presión de la derecha y la extrema derecha, los 27 países de la Unión Europea aprobaron, el lunes 8 de diciembre, un fuerte endurecimiento de su política migratoria, que abre la puerta, en particular, al envío de inmigrantes a centros situados fuera de sus fronteras. Los ministros del Interior de los estados miembros de la UE se reúnen en Bruselas dieron la primera luz verde sobre tres textos presentados por la Comisión Europea para regular más rigurosamente las llegadas y retornos de exiliados. Sin embargo, estas medidas todavía necesitan ser aprobadas por el Parlamento Europeo.
Estos textos tendrían como objetivo abrir centros fuera de las fronteras de la UE para enviar a inmigrantes cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas, sancionar más duramente a quienes se niegan a abandonar el territorio europeo, con períodos de detención más largos, y devolver a los inmigrantes a países de los que no proceden pero que Europa considera “seguros”.
Bajo el liderazgo de Dinamarca, que ocupa la presidencia rotatoria de la Unión Europea y defiende desde hace tiempo esta restricción del flujo migratorio, los Estados miembros están avanzando a toda velocidad en el examen de las medidas. Aunque las entradas irregulares han disminuido un 20% respecto al año pasado, este descenso no redujo la presión sobre los líderes políticos del Viejo Continente.
Entre los pocos países escépticos, Francia cuestiona la legalidad y eficacia de algunas de estas medidas. España no está convencida del retorno de los inmigrantes centros fuera de las fronterasYa lo han probado varios países, pero sin éxito real. Sin embargo, esta posición es cada vez más “difícil de sostener” ya que la presión que ejercen algunos países para adoptarlas es fuerte, según el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska. Sus ideas conmueven también a la izquierda y a las asociaciones de protección del exilio, que denuncian medidas que vulneran los derechos humanos.
Los Veintisiete también acordaron el lunes un nuevo sistema de distribución de los solicitantes de asilo en Europa. Para brindar alivio a los países a lo largo de las rutas migratorias, como Grecia e Italia, la UE pronto exigirá a otros estados miembros que reasenten a los solicitantes de asilo en su territorio o, en su defecto, que paguen una contribución financiera de 20.000 euros por solicitante de asilo a los países bajo presión. Los países de la UE llevan varias semanas negociando cómo poner en marcha este sistema, que entrará en vigor en junio de 2026.