En las últimas semanas, la decisión de otorgarle a María Corina Machado el Premio Nobel de la Paz ha generado diversas críticas.
Machado es el líder de la oposición al gobierno autoritario de Nicolás Maduro en Venezuela. Antes del anuncio, se especuló ampliamente que el premio sería para el presidente estadounidense, Donald Trump, quien había declarado explícitamente que le gustaría recibirlo. En los días posteriores al anuncio, Machado dedicó el premio a Trump, lo que generó dudas iniciales.
Después de recibir el Premio Nobel, apoyó sin excepción las iniciativas militares estadounidenses en el Mar Caribe y el bombardeo de barcos de presuntos narcotraficantes frente a las costas de Venezuela, que fue ampliamente cuestionado y considerado ilegal por muchos expertos. Repitió teorías falsas sobre la supuesta interferencia de Maduro en las elecciones estadounidenses, suscribió la narrativa de Trump de que Maduro es el líder de un cártel de la droga venezolano y apoyó la posibilidad de una intervención militar en su país para derrocar a Maduro y lograr un cambio de régimen.
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Machado actualmente parece creer que sólo la presión y la intervención desde el exterior, y particularmente de Estados Unidos, pueden derrocar al régimen de Maduro y apoya la política de “máxima presión”, incluso cuando esto se convierte en un enorme despliegue militar por parte de Estados Unidos. Esta es una posición comprensible: en Venezuela, las movilizaciones políticas de la disidencia son reprimidas sistemáticamente mediante el fraude electoral y las decisiones autoritarias del régimen, dejando a la oposición prácticamente impotente.
Sin embargo, según los críticos, su adhesión a las actividades militares y a la postura agresiva de Estados Unidos, aunque apunta al retorno de la democracia a Venezuela, se aleja de los principios de “transición pacífica” con los que el Comité Nobel noruego había motivado la decisión de concederle el premio.
María Corina Machado durante la campaña electoral 2023 (Foto AP/Ariana Cubillos)
Machado tiene posiciones de centroderecha, con ideas liberales y conservadoras, particularmente en economía. El Comité la llamó una defensora “valiente y dedicada” de la paz y “una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en la creciente oscuridad”. Más allá de su apoyo a Trump y de las críticas que recibió por el Nobel, es sin duda la política más popular de Venezuela y la única que, en los últimos años, ha podido unificar a la oposición mientras enfrenta continuamente una violenta represión.
Entre otras cosas, el régimen le impidió presentarse a las elecciones presidenciales de 2024: su aliado, Edmundo González, postuló en su lugar y ganó según todos los conteos independientes. Pese a ello, Maduro volvió a proclamarse presidente.
Durante meses después de las elecciones, Machado y González intentaron presionar al régimen organizando grandes protestas en la capital, Caracas, y otras ciudades de Venezuela. La respuesta del gobierno fue muy dura e incluso amenazó la seguridad física de los dos opositores: a González se le concedió asilo político en España, Machado fue arrestado brevemente en enero de 2025 y luego pasó a la clandestinidad. En su ausencia, la oposición venezolana se desintegró.
Una manifestación de la oposición venezolana en Santiago, Chile, el 6 de diciembre (Foto AP/Esteban Félix)
Desde hace casi un año, Machado vive escondido y no se le ve en público para evitar una posible detención. El miércoles se anunció que viajaba a Oslo, Noruega, donde se llevaba a cabo la ceremonia del Premio Nobel. Machado no participó personalmente (el premio fue aceptado por su hija) y por el momento no está claro cómo logró salir de Venezuela ni qué piensa hacer una vez llegue a Noruega.
La ceremonia fue un poco inusual también por otras razones. Suelen estar presentes jefes de Estado de todas las orientaciones políticas, mientras que los mandatarios sudamericanos que participaron este año eran todos de zona de derecha, como el argentino Javier Milei o el ecuatoriano Daniel Noboa. El Consejo Noruego de la Paz, un grupo de 19 organizaciones que promueven el desarme y la resolución de conflictos, no organizó la tradicional vigilia con velas con la que celebra al ganador del premio. Eline Lorentzen, presidenta del grupo, dijo New York Times que el enfoque de Machado no parece representar la “transformación no violenta basada en el diálogo” que promueve el Consejo.
Participando a través de un enlace de video en el America Business Forum, una reunión conservadora y con carga política para empresarios e inversores, 5 de noviembre de 2025 (Foto AP/Rebecca Blackwell)