La línea de Giorgia Meloni no cambia: para lograr una “paz justa y duradera en Ucrania”, es importante “la unidad de puntos de vista entre los socios europeos y los Estados Unidos”. Lo reiteró durante la llamada con Volodymyr Zelensky y otros líderes del Viejo Continente, en un momento en que las relaciones transatlánticas están sacudidas por la estrategia de retirada estadounidense y los ataques de Donald Trump, y cuando Moscú insta a Europa a escuchar a Washington para “salvarse”.
Una postura que no ignora el apoyo a Kiev, sobre el cual el Primer Ministro está dispuesto a reiterar su compromiso a Zelensky mañana por la tarde, durante la reunión bilateral prevista en el Palacio Chigi, dando también garantías sobre el suministro de armamento en 2026, vinculado sin embargo a un decreto pospuesto hace una semana debido a la resistencia de la Liga, y que podría aterrizar en el Consejo de Ministros durante la última reunión del año.
El decreto “se hará, no hay dudas sobre nuestra línea”, garantiza el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani. Muchas otras dudas rodean la pertenencia de Italia al Purl, el mecanismo de compra de armas estadounidenses que se pretende confiar a Kiev, sobre el cual el gobierno se encuentra todavía en fase de reflexión.
Mientras tanto, Palazzo Chigi y Farnesina se preparan para enviar a Ucrania generadores suministrados por empresas italianas, útiles en situaciones de emergencia provocadas por los ataques rusos a las infraestructuras energéticas.
Esto también se discutirá durante la reunión en el Palacio Chigi, donde el líder ucraniano ya visitó dos veces este año, primero a principios de enero y luego a finales de abril.
Regresa después de visitar también Londres y Bruselas en los últimos días, para una serie de conversaciones con aliados europeos, que desde hace semanas se devanan los sesos y se dividen sobre cómo utilizar los activos rusos congelados en favor de Ucrania.
El comunicado del Palazzo Chigi destaca que los líderes reunidos en la convocatoria consideran “fundamental en este momento aumentar el nivel de convergencia en cuestiones que afectan a los intereses vitales de Ucrania y sus socios europeos, como la definición de fuertes garantías de seguridad y la identificación de medidas comunes para apoyar a Ucrania y su reconstrucción”. En la fórmula de “medidas compartidas”, como se explica en los círculos gubernamentales, no es posible incluir una referencia implícita al uso de activos rusos, sobre lo cual el debate continuará con vistas al Consejo Europeo.
Ciertamente, dentro de la coalición de centroderecha, la Liga se opone a este escenario y presiona para que los activos congelados por las sanciones sean devueltos a Moscú. Otro tema de política exterior, aunque menos actual, en el que se miden las diferencias entre gobiernos aliados, es la abolición del veto en la UE.
“Renunciar debilita la capacidad de nuestra nación de ser más fuerte en Europa”, es la posición de la FdI explicada por Giovanni Donzelli. “Al menos en muchas cuestiones, es hora de eliminarlo”, afirma Tajani, que en general espera un impulso de la Unión. Debe encontrar, subraya, el coraje para “un tratamiento de electrochoque esencial para salvar a Europa del declive”.
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