diciembre 10, 2025
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Una hora y media. Así dura el cara a cara en el Palazzo Chigi entre Giorgia Meloni y Volodymyr Zelensky. Una reunión que coincide con el día del enésimo ataque de Donald Trump contra Europa y contra el líder ucraniano, definido por el presidente estadounidense como “un vendedor como el Barnum del circo”. Estos comentarios no son casuales y se deben a la insistente presión de la Casa Blanca que, según el Financial Times, a través de Steve Witkoff y Jared Kushner, pidió a Zelensky una respuesta al plan de paz en “unos días”, porque el presidente americano aspiraría a alcanzar un acuerdo antes de Navidad. Aunque el líder ucraniano se encuentra en Roma para reunirse por primera vez con Leo, esta cuestión está evidentemente sobre la mesa del largo acuerdo bilateral con Meloni. Quien durante la conversación resalta la importancia de acercar las posiciones de Europa y Estados Unidos más allá de las distancias que se hacen evidentes en estas horas. En resumen, el objetivo es trabajar juntos en un compromiso entre la línea de Washington y la de Ucrania y la UE. Y, dadas las buenas relaciones con la Casa Blanca, no se descarta que durante el debate el Primer Ministro también haya planteado la hipótesis de actuar como portavoz de esta necesidad ante Trump. Por otro lado, el ex presidente ucraniano, Petro Poroshenko, explicó ayer mismo que Meloni es “un puente importante entre Ucrania, la UE y Estados Unidos”. Y la necesidad de convergencia entre Kiev, Bruselas y Washington también se destaca en la nota con la que el Palacio Chigi hace balance de la cuestión bilateral. “Los dos líderes recordaron la importancia de la unidad de puntos de vista entre los socios europeos y americanos”. Y precisamente para no deteriorar aún más las ya complicadas relaciones con la Casa Blanca, Zelensky, de vuelta en Kiev, hizo saber que está dispuesto a enviar hoy a Estados Unidos un plan de contrapaz de veinte puntos. Un documento fruto de las negociaciones mantenidas en Londres, Bruselas y Roma durante las últimas 48 horas. Pero el punto central sigue siendo la cuestión territorial, en particular la relativa al Donbass. Lo que Vladimir Putin volvió a afirmar ayer. “Es territorio ruso, eso – dijo – es un hecho histórico”. Sobre este punto, Zelensky habría dicho que también estaba considerando dolorosas concesiones territoriales, pero dijo que estaba convencido de que esto no sería suficiente para convencer a Putin. Sin embargo, el hecho es que cualquier fracaso de las negociaciones debe ser responsabilidad de Moscú y no de Kiev. Y ambos coinciden en este punto, Meloni no deja de subrayar lo fundamental que es la relación con Washington, el único capaz de garantizar la defensa de Ucrania, tanto a nivel militar como a nivel de inteligencia.

Durante la reunión en el Palacio Chigi, Zelensky “reconoció el papel de Italia”, aseguró a Meloni que seguiría involucrándolo a pesar de las reuniones en formato E3 (Francia, Alemania y Reino Unido) y “agradeció una vez más el envío de suministros de emergencia para apoyar al sector energético ucraniano”. Un encuentro que Zelensky califica de “excelente”. “Confío en Meloni para las negociaciones”, añade el líder ucraniano. No se menciona esto en la nota del Palazzo Chigi, pero está claro que sobre la mesa también está la petición ucraniana de no interrumpir la ayuda a Kiev (no sólo el decreto de armas, sino también el programa Purl) y los activos rusos.

Dos cuestiones que no es casualidad que el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Andrii Sybiha, subraye al final de una entrevista con su homólogo Antonio Tajani: “Es esencial permitir el pleno uso de los activos rusos congelados, fortalecer Ucrania en el marco del programa Safe y aumentar las contribuciones a la iniciativa Purl”. Tantos frentes en los que la mayoría tiene posiciones muy diferentes. “Suficiente dinero para una guerra perdida, ahora – dijo anoche Matteo Salvini – busquemos un acuerdo”.

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