Foto de : La Presse
Ángela Bruni
En busca, incluso en prisión, de un renacimiento y “no sólo de esperanza, sino de certeza del futuro”. Sergio Mattarella pasa la mañana en la prisión de mujeres de Rebibbia, en Roma. El Jefe de Estado inaugura “Benu”, la instalación lumínica permanente creada por el artista Eugenio Tibaldi. La obra está formada por dos fénix de más de ocho metros de altura, que se iluminan cada tarde gracias a la energía que producen los internos mediante bicicletas estáticas conectadas a un sistema eléctrico, símbolo de renacimiento, transformación y continuidad vital. Mattarella asiste luego a los testimonios del proyecto “Universidad en prisión”, creado en colaboración con la Universidad de Tor Vergata, y a la representación teatral “Rebibbia: la ciudad invisible”, un proyecto docu-teatro nacido de veinte años de experiencia de los Talleres de Arte en prisión.

“La cultura es el mejor y más elevado terreno para construir el futuro, para construir la recuperación y el renacimiento”, es el mensaje que el Presidente de la República dirige a los presentes en este cincuentenario de la creación del sistema penitenciario italiano. Este último, recuerda, “sancionó un punto de inflexión en la vida de las instituciones penitenciarias con el rechazo y la prohibición de tratamientos contrarios al sentido de humanidad, con la reafirmación obligatoria de la finalidad reeducativa de la pena y la misión de las instituciones de constituir espacios de socialización”. Según el Jefe de Estado, son precisamente estas iniciativas que vinculan la prisión y la vida cotidiana las que garantizan “que las instituciones penitenciarias no estén aisladas del mundo exterior, sino que formen parte, como debe ser, del mundo exterior, del mundo de nuestra República”.

Mattarella define como “indispensable” la colaboración de la policía penitenciaria, que tiene “un papel decisivo”, así como la implicación de los voluntarios y “el papel dinamizador de las diferentes instituciones penitenciarias”, que deben valorarse porque son “el principal vehículo de conexión entre la realidad exterior y la dimensión penitenciaria para garantizar perspectivas de futuro, de recuperación y de renacimiento”. Pero también destaca cuestiones críticas: “Por supuesto, no podemos ignorar que esto no es así en todas partes, que hay instituciones en condiciones completamente inaceptables”, dice, mientras continúan los suicidios en las cárceles y las dificultades causadas por el hacinamiento. Cincuenta años después de la creación del sistema penitenciario, es necesario “recopilarlo, desarrollarlo y practicarlo”. “Estoy feliz de estar aquí – insiste – para subrayar la importancia de este camino de compromiso cultural y profesional y de perspectivas de futuro para nuestro país y su sociedad”.