Dos perras, una de ellas con pezones salientes, estaban encerradas en una jaula estrecha. En el sótano, en completa oscuridad, había dos perros machos. En algunas habitaciones el suelo estaba cubierto de heces. Como el suelo exterior. En medio de este desorden también vivían los dos hijos del matrimonio, ahora tutelados debido al deterioro del alojamiento.