Pier Paolo Pasolini, cincuenta años después de su muerte, llega a Atreju y no hay nada extraño. A quienes en las últimas semanas se han mostrado tan indignados por la conferencia conservadora de Pasolini, les recomendamos leer… Pasolini. En mayo de 1975, el escritor publicó La nueva juventud, una reinterpretación trágico-sarcástica de los poemas friulanos de la juventud de Meglio (1954). El último poema se llama Salud y Deseos. Pasolini dijo que ésta fue su composición definitiva: no seguirían otras (después fue asesinado, pero esa es otra historia). El poema está dirigido a Fedro, un joven fascista, a quien se le ha confiado un testamento moral que se puede resumir en un “eslogan” inventado por el propio Pasolini: “Defender, preservar, orar”. He aquí una muestra, traducida del friulano de Pasolini: “Por las cabezas rapadas de tus compañeros. Defiende los campos entre la ciudad y el campo, con sus orejas abandonadas. Defiende la pradera entre la última casa del pueblo y el canal. Las granjas parecen iglesias: saborea esta idea, guárdala en el corazón. La confianza en el sol y en la lluvia, ya sabes, es una sabiduría santa. ¡Defiende, preserva, reza!”. Después de todo, la derecha tiene todo el derecho a interpretar a Pasolini, a menos que uno quiera culpar al propio Pasolini. Entre otras cosas, la polémica antimoderna no es ciertamente el único tema que conviene a la derecha actual.
Unos días antes de su muerte, ante los estudiantes de secundaria de Lecce, Pasolini, ya una estrella en ascenso del autonomismo friulano, demostró que no había cambiado de opinión en un punto: Italia tenía una historia de autonomía que redescubrir y promover, hasta el punto de que el secesionismo podría ser una solución comprensible. Cualquiera que hable demasiado de apropiación cultural debería empezar a repasar los textos de Pasolini, quizás sin tener dos pitinas delante.