Tras el doloroso paso de la dermatosis bovina, la cría en los Pirineos Orientales vuelve a verse amenazada por una crisis sanitaria para el cerdo. Aunque la respuesta muy contundente de las autoridades catalanas al descubrimiento de un brote de peste porcina en los grandes suburbios de Barcelona es probablemente el factor más tranquilizador. El departamento cuenta con una cincuentena de granjas porcinas, además de granjas recreativas y comerciales al aire libre (unas quince) o en naves de paja (unas diez).
Instrucciones de vigilancia para cazadores.
“La clave son las medidas de bioseguridad”, explica Alexandre Torra, productor de Eus y presidente del sindicato departamental de productores de carne de cerdo. “Los que han hecho las cosas bien están bastante tranquilos, los demás… Todavía tuvieron tiempo ya que llevamos años hablando de ello”. Las medidas de bioseguridad para las granjas al aire libre consisten principalmente en evitar el contacto “hocico con hocico” entre jabalíes y cerdos para evitar la contaminación. Se trata de redes metálicas y vallas eléctricas.
Y para limitar cualquier riesgo de introducción del virus, quienes acceden a los parques deben pasar por una esclusa sanitaria y cambiarse de ropa, del mismo modo que los vehículos que circulan en las granjas deben ser desinfectados…
Alexandre Torra se siente preocupado pero también preparado. «La respuesta de los catalanes es tranquilizadora, hay más de 1.000 personas en la zona para contener la epidemia». Para evitar cualquier riesgo, las autoridades sanitarias catalanas también decidieron sacrificar 35.000 cerdos ubicados en granjas en un radio de 20 kilómetros alrededor de la epidemia.
En cuanto a los cazadores, se han emitido instrucciones de vigilancia. “Hemos pedido a los cazadores que salen a cazar en España que presten mucha atención y realicen la limpieza necesaria, y a los demás que estén atentos a los cadáveres para poder realizar análisis inmediatamente”, explica el director de la federación de caza, Jean-Roch Cazals.
Además, la prefectura ha activado una unidad de vigilancia sanitaria. En el caso de que el virus se escape de la zona delimitada del parque natural de Collserolla y llegue, como ocurre en Italia desde hace cuatro años, a emerger episódicamente a pocos kilómetros de la frontera francesa.