Por primera vez desde la primera investigación por asesinato de Claro Poggi Surgen las interceptaciones completas de llamadas telefónicas entre Alberto Stasi, su padre Nicola y un amigo, registradas en los días posteriores al crimen. Las grabaciones fueron hechas públicas por Cuarta Repúblicaa, que mostró las conversaciones originales durante el episodio que se emitió anoche.
Las llamadas telefónicas reflejan el estado de ansiedad, miedo y confusión que la embargaba. familia Estasis en aquel momento los investigadores se acercaban al único sospechoso, y hoy también al único condenado por el crimen. Diálogos que hoy, tras la nueva investigación contra Andrea Sempio, adquieren un tono completamente diferente. Estas grabaciones son a menudo entrecortadas y a veces incoherentes, pero muestran el intento del padre de tranquilizar a su hijo y al mismo tiempo delatan el creciente temor sobre el progreso de las investigaciones.
Durante la primera entrevista, el padre De Estasis habla abiertamente del riesgo jurídico y de la necesidad de “volver a levantarse”: “Nuestra esperanza es que se encuentre inmediatamente algo en esta investigación, en todos estos hallazgos que tienen allí en Parma, de lo contrario será nuestra ruina, en todos los sentidos. Él en un sentido, nosotros en otro, debemos levantarnos”. El hijo le pregunta cómo levantarse, sabe que “todo está en nuestra contra” dado que Alberto no tiene coartada (“estaba solo en casa”) y que él mismo encontró el cuerpo de su novia. Sabe que “si no encuentran nada, acudiré a los tribunales”, aunque reiteradamente dice que es “inocente”.
El padre, que obviamente creer a la inocencia de hijoresponde que todavía faltan pruebas que se espera puedan surgir “de los hallazgos que están analizando”. “Hasta ahora todo depende de nosotros”, afirma Nicola Stasi. “Pero no lo han descubierto todo. No han terminado la investigación. Lleva tiempo. Así que si tenemos que defendernos, si tenemos que gastar dinero… Soy el primero en decírtelo, pero eres inocente”.
El resto de la llamada telefónica es una alternancia de ansiedad (“hay que ser un poquito optimista, qué carajo”) y miedo, pero también esperanza. “Lo pasaremos mal – concluye el padre – maldita sea, para demostrarlo, pero no hiciste nada. Gastaremos mucho dinero pero no hicimos nada. Tenemos que demostrarlo, si no hay coartada, así es”.
La segunda interceptación se refiere a la conversación entre Alberto Estasis y un amigo, que habla del sistema de alarma de la casa de la familia Stasi, una alarma antirrobo incautada por los investigadores y que, si hubiera recordado el número de entradas y salidas del apartamento, podría haber proporcionado una coartada al sospechoso del crimen. “Inmediatamente la buscamos, inmediatamente le preguntamos a la persona que la montó” si había una tarjeta de memoria. Pero ese no es el caso.
Evidentemente, el sistema de la Stasi era más “anticuado” que otros sistemas que podrían haber proporcionado más información. “En ese momento ya era bastante bueno”, dice Stasi. “Me lo puse al llegar a casa y me lo quité sobre las doce y media. No me sonó… a menos que me cayera por la chimenea…”.
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