La división de Spirit Aerosystems en dos partes entre Airbus y Boeing se ha concretado después de meses de trabajo para ultimar qué fábricas cambiarían de manos y a quién. Spirit es el principal proveedor de los fabricantes de aviones del mundo y ha sido señalado como una de las causas de la mala calidad del desempeño del Boeing 737 Max, como en el caso de los pernos montados al revés en la puerta del avión de Alaska Airlines que, casualmente, no provocaron un accidente fatal.
El acuerdo, anunciado en julio del año pasado, tiene un valor total de 8.300 millones de dólares y representa una importante reestructuración de la cadena de suministro aeroespacial comercial, dando a Airbus y Boeing control directo sobre partes de su cadena de suministro. Boeing, por su parte, anunció que había completado la adquisición de Spirit AeroSystems por 4.700 millones de dólares mediante fusión inversa, ya que el fabricante había llevado a cabo en 2005 una operación de subcontratación de la propia Spirit, entonces enteramente controlada por Boeing: sus actividades en Oklahoma y Kansas habían pasado al fondo Onex. Spirit produce fuselajes para el 737 y estructuras principales para los modelos 767, 777 y 787 Dreamliner. Partes del A350, A220, A320 y A321 proceden de fábricas adquiridas por Airbus en Carolina del Norte, Irlanda del Norte, Escocia, Francia y Marruecos. El paso a Airbus también afecta a 400.000 empleados. “Este hito marca un momento especial para todos nosotros en Airbus. Estamos orgullosos de dar la bienvenida a más de 4.000 nuevos colegas, con quienes abriremos un nuevo capítulo en nuestras operaciones industriales al asumir actividades de importancia crítica para nuestros programas de aviones comerciales”, comentó Florent Massou, vicepresidente ejecutivo de Operaciones de la División de Aviones Comerciales de Airbus, en un comunicado.
Las operaciones para transferir las divisiones a los dos fabricantes se han prolongado desde que, a principios de diciembre de 2024, la Comisión Federal de Comercio (FTC), la autoridad antimonopolio estadounidense, declaró que la operación podría tener lugar siempre que Boeing finalice las transferencias negociadas a principios de año con Airbus y Composites Technology Research Malaysia y que Spirit siga siendo proveedor de los competidores de Boeing para futuros programas de aviones militares. La autoridad antimonopolio estadounidense temía que la adquisición de Spirit por parte de Boeing le otorgara una influencia injusta sobre sus competidores. En octubre, Boeing obtuvo la aprobación de las autoridades antimonopolio europeas después de acordar vender algunos activos de Spirit para abordar las preocupaciones sobre la competencia. El acuerdo exige que 15.000 empleados de Spirit se unan a Boeing, alrededor de 6.000 de los cuales son miembros de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales, que realizó una huelga de siete semanas el año pasado.