A nueve meses de las elecciones legislativas del 23 de febrero, los Verdes alemanes todavía están conmocionados por la derrota que los desbancó del Gobierno, donde ocupaban el cargo desde hacía tres años. El partido, brutalmente reducido al estatus de adversario y privado de sus dos protagonistas –Robert Habeck, ex Ministro de Economía y Vicecanciller, que abandonó la escena política, y Annalena Baerbock, ex Ministra de Asuntos Exteriores, que partió hacia Nueva York para presidir la Asamblea General de las Naciones Unidas– sigue buscando su brújula.
El congreso, que tuvo lugar los días 30 y 1 de noviembremmm En diciembre en Hannover (Baja Sajonia) parecía oponerse a dos visiones difíciles de conciliar: una partidaria de un giro a la izquierda, encaminado a recuperar a los electores, especialmente a los jóvenes, conquistados en febrero por el partido de izquierda Die Linke; el otro, más pragmático, consciente de los riesgos de que la crisis afecte a la industria alemana, en particular en el único Land con una presidencia verde, Baden-Württemberg, convocado a las urnas el 8 de marzo de 2026 para las elecciones regionales.
Los Verdes, que obtuvieron sólo el 11,6% de los votos en las últimas elecciones legislativas, al final de una campaña en la que la cuestión climática estuvo totalmente ausente, siguen estancados en torno al 12% en intenciones de voto a nivel federal. Sus líderes atribuyen este declive a una orientación percibida como demasiado liberal y alejada de las preocupaciones cotidianas de los votantes (inflación, crisis inmobiliaria, acceso a la educación) que constituía el corazón del programa de Die Linke.
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