Las emociones estaban a flor de piel en marzo de 2023, cuando, al margen de una manifestación, algunos particulares prendieron fuego a la histórica puerta del Palacio Rohan, un edificio construido en 1771 por un arzobispo en la emblemática plaza Pey Berland y que alberga el ayuntamiento de Burdeos (Gironda) desde 1835.
Cerca del lecho de la sórdida fachada negra como el carbón se suceden muchos curiosos. Los cinco pirómanos fueron condenados a un año de prisión suspendida y seis años para el reincidente.
En octubre del mismo año, 13.820 personas participaron en la consulta pública y el 75% votó a favor de una reconstrucción idéntica de la puerta quemada, en lugar de una creación contemporánea.
Después de la restauración por parte de los “Compañeros de Saint-Jacques” de las piedras, columnas, estatuas y escudos de la ciudad que la enmarcaban, fue la propia puerta la que fue reconstruida y esculpida de forma idéntica por una carpintería situada cerca de Poitiers.
Vuelve al color original.
Una obra de arte que duró un total de treinta meses, en la que además se reveló el verdadero color de la puerta, que todos pensaron desde un principio que era azul. Por recomendación de la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC), “la puerta ha recuperado su aspecto original, más cercano al color natural de la madera. Esta elección permite resaltar aún mejor las obras escultóricas”, subraya el municipio.
El coste de 803.822 euros para este proyecto, según ella, “simboliza el compromiso de Burdeos con la conservación y la restauración de su patrimonio”. Este viernes, día de la inauguración, muchos bordeleses vendrán sin duda a ver la apertura de las dos puertas, de 500 kg cada una, de este patrimonio.