Al entrar en la segunda mitad, el Parma parecía más agresivo. Ataque tras ataque fluyó a través de la combinación de Britschgi, Cutrone y Delprato. La presión dio sus frutos en el minuto 62, cuando Delprato aprovechó un centro de Britschgi con un fuerte cabezazo al primer palo, penetrando por la esquina inferior de la portería. El gol fue especial para el lateral, aficionado del Milan desde pequeño.
El Milán intentó responder, creando incluso una oportunidad de oro a través de Christian Pulisic, que acababa de regresar de una lesión. Desafortunadamente, el disparo del extremo desde corta distancia se fue desviado, a pesar de que solo estaba de cara al portero. Saelemaekers y Leao tampoco supieron aprovechar varios contraataques rápidos.
Al final del partido, ambos equipos seguían atacándose. Maignan logró desviar un cabezazo de Delprato en una situación a balón parado, mientras que Saelemaekers desperdició una oportunidad de oro ante la portería vacía. El último disparo de Youssouf Fofana en el tiempo adicional también falló por poco. El marcador final 2-2 cerró el duelo lleno de adrenalina en el Tardini.
Este empate es una lección importante para el Milan, que se contenta demasiado rápido. Una ventaja de dos goles debería haber sido suficiente para asegurar la victoria, pero la inconsistencia volvió en su contra. Parma, por otro lado, demostró que una mentalidad de lucha puede cambiar el curso de un partido, incluso contra un equipo grande como los rossoneri.