Algunos artistas trabajan más duro que otros. No hay ningún juicio de valor al estilo de RR.HH. en esta observación, pero hay que situar a Rafael Toral del lado de los trabajadores, aquellos que prueban una idea durante toda una década antes de compartirla con el público a través de un disco o una serie de conciertos. Para Viajar con poco equipaje, su segundo disco después del espléndido Evolución espectral (2024) desde que retomó la guitarra que había descuidado durante veinte años, el portugués empezó de cero y se planteó todas las preguntas posibles e imaginables al volver a aprender el instrumento a los 58 años, después de una carrera de treinta años en el underground.
Preguntas no ajenas al hecho de que da Espacio (2006), Toral se dedicó exclusivamente al desarrollo de un nuevo género de música electrónica utilizando instrumentos de diseño propio, “melódico pero sin notas, rítmico pero sin ritmo, familiar pero extraño, minucioso pero radicalmente libre”. No sin conexión con el hecho de que este inventor-diseñador, cuyos discos de juventud figuran en el panteón de los clásicos de la música experimental (increíble campo de olasen 1995, y Violencia del descubrimiento