Donald Trump debe estar feliz. Por segundo mes consecutivo, el déficit comercial de Estados Unidos se redujo. Se situó en 52.800 millones de dólares en septiembre, según los últimos datos publicados el jueves por la Oficina de Análisis Económico (BEA) del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Es decir, una caída del -10,9% respecto a agosto, que estuvo marcada por una caída aún mayor respecto a julio (-23,8%).
A diferencia del mes anterior, esta nueva reducción del déficit americano se explica sobre todo por un aumento de las exportaciones. Casi alcanzaron los 290 mil millones de dólares, con un aumento del +3% respecto a agosto, cuando estaban casi estancados. Al mismo tiempo, también aumentaron ligeramente las importaciones (+0,6%), que ascendieron a aproximadamente 342 mil millones de dólares, mientras que el mes anterior habían disminuido drásticamente.
Este nivel de déficit tomó por sorpresa a los analistas. Tanto los expertos del consenso publicado por MarketWatch como los encuestados por la agencia de noticias Bloomberg esperaban una subida en septiembre. Pensaron que aumentaría a entre 62 mil millones y 63 mil millones de dólares después de la caída de agosto a 59,6 mil millones de dólares.
El más bajo en cinco años
El déficit estadounidense está en su nivel más bajo en cinco años. No habíamos visto un valor tan cercano a la marca de los 50 mil millones de dólares desde junio de 2020, cuando las cadenas de suministro globales aún se estaban recuperando de la pandemia de Covid-19.
Tenga en cuenta que estos datos, que no parecen recientes, normalmente se habrían revelado a principios de noviembre. Su publicación se pospuso tras la larga parálisis presupuestaria que recientemente afectó a la administración estadounidense –el “cierre” más largo en la historia de Estados Unidos– y provocó retrasos en su funcionamiento.
Efecto de los derechos de aduana
Este déficit decreciente en septiembre, segundo mes marcado por la entrada en vigor del aumento de los derechos de aduana estadounidenses, parece confirmar el impacto de esta medida. El presidente Donald Trump lo defendió con razón con uñas y dientes y lo inició con el objetivo de reducir el déficit comercial de su país.
Esto ha dado sus frutos sobre todo con China, un socio comercial especialmente en la mira del líder estadounidense. Es con este país que Estados Unidos redujo más su déficit en septiembre. Disminuyó 4 mil millones de dólares en un mes – de 15,4 a 11,4 mil millones de dólares – gracias a una fuerte caída de las importaciones de productos chinos (-16%).
Sin embargo, los efectos de esta estrategia todavía tendrán que evaluarse a largo plazo. Y es posible que esta caída no dure, dice en una nota Oren Klachkin, economista de Nationwide. Según él, “La demanda global se recupera y el dólar se debilita”que impulsó las exportaciones en septiembre, “será compensado en gran medida (en el futuro) por un aumento de las importaciones, debido a una mayor demanda estadounidense”. Al mismo tiempo, la aún esperada decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos sobre la legalidad de estos derechos de aduana “representa un riesgo para nuestras previsiones comerciales”él cree, incluso si lo espera “Las decisiones políticas sobre comercio (no causan) tanta volatilidad” el próximo año versus este año.
El aumento de los derechos de aduana, tan apreciado por Donald Trump, no sólo tiene consecuencias positivas para la economía estadounidense y para el propio presidente estadounidense. Presiona los precios en el extranjero y pesa mucho al final sobre el poder adquisitivo de los estadounidenses, que desaprueban cada vez más la gestión de Donald Trump. La prueba es que su índice de popularidad está en su nivel más bajo desde su regreso a la Casa Blanca.